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Corazón marchito / por Edwin Ferrer

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Capitulo 1

El divorcio

Medio siglo  se deshizo en un minuto.  Sus ojos descubrieron la soledad en medio del silencio. Esteban notó que Carina partió cual  gaviota que vuela sin rumbo cuando destruye el nido. La pasión se le subió a la cabeza y tratando de volver a ella se derramó como la última copa de vino que tomaron juntos antes de su  divorcio.

— ¿Por qué espero tanto? ¿Qué yo hice mal? Yo fui rebelde pero la quise. Tal vez celoso, porque la protegía. ¿Que más pude dar a la princesa?

El día que fue a firmar los papeles, notó  que nada bueno se dijo de aquella relación. Al salir del estrado, su abogada, la jueza y la secretaria hablaban  lo mismo de sus maridos; desalentado se fue suspirando.

Capitulo 2

La soledad

Su dolor se hizo insostenible. Entre cuatro paredes un silencio lo invadía hasta hacerle temblar de angustia. El tiempo se movía lentamente.

— ¿Ir a la iglesia?

— ¿Hacer ejercicios?

— ¿Consejería matrimonial?— ¡Bueno!

Después de tomar la última decisión, en medio de la consulta, dos alguaciles entraron y arrestaron a la consejera por no pagar manutención a dos de sus ex maridos.

Capitulo 3

Estigmatizado

Después de haber perdido más de la mitad de sus amistades, sus bienes y  acatar mala consejería se dejó convencer y jugó una dominada. Allí  volvieron a llover los consejos y  las opiniones:

—Vete a al club, metete a la religión, ve a Wal-Mart, al supermercado, o  mejor todavía, visita una espiritista.

Como Esteban adoraba a su Carina tiró el doble seis, se levantó de la mesa  y dijo:

¿Por qué no me presentan a sus tías y hermanas solteras? Una mujer que allí estaba lo miró con recelo.

Capitulo 4

El Correteo

Ya con su corazón marchito, Esteban decidió que era tiempo de volver a empezar. Esa noche se vistió con sus mejores galas y acabó en un club nocturno. Se dio varios tragos y comenzó a bailar como un loco. En medio del jolgorio vio cuando Carina entraba con unas mujeres llamadas  “Cougars.” Lo más raro fue que todas las mujeres jóvenes se lo llevaron a otro club y lo acorralaron en un  reggaetón. Terminó su odisea  pinchado entre dos y nunca  se volvió a casar.

©Edwin Ferrer

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