Desde la pequeñez de mi humanidad
Alzo mis ojos hacia el Monte Calvario
Colgado de un madero, entre ladrones,
Estas tú,
Hijo de Dios hecho hombre,
… crucificado.
Y yo, Gusano de Jacob,
No concibo tu muerte y pasión.
Porque no merezco el precio pagado
A cambio de mi vida.
Me acerco y veo la magnitud de tu sacrificio
Tu amor por mí,
Derramado entre clavos
Sangre y agua mezcladas brotan de tu costado.
Una corona de espinas hirientes
En tu frente santa.
Una gota de sangre alcanzó mi alma.
Y mi corazón quedó desnudo ante ti.
Quiero esconderme,
…pero
¿A donde huiré de tu presencia?
Me persigues, me atas… con cuerdas de amor
Me cobijas con un manto de misericordia,
Me cubres con tu sangre preciosa.
Tus ojos fijos en los míos,
Llenos de ternura inefable.
¿Qué quieres conmigo, Jesús nazareno?
No tengo que darte
Mis manos agotadas están,
Mi boca enmudecida,
Mis pies detenidos en el tiempo,
…quebrados.
Tu silencio me dice: ¡Te amo!
A pesar de todo…
Entonces, extiendes tu mano…
… me tocas.
Despiertas todos mis sentidos
Rompes mi corazón de piedra
Y cual alfarero le formas de nuevo.
Me haces comprender que escogiste
Esos clavos… para regalarme la vida
En un susurro como de una brisa suave me dices:
¡No temas!
Quedo rendida ante ti.
Percibo el aroma de tu santidad
Y quiero tocarte pero no me dejas
Detente, espera… me dices.
“Aun un poco más de tiempo
Y mi gloria cubrirá los cielos
Todo ojo verá al que traspasaron
Montado sobre un caballo blanco
Un arco en su mano y una corona en su frente.
“Volveré,
Aunque no se el día ni la hora…
Volveré…
Para vencer, para completar mi victoria.
Entonces me reconocerán…
Caerán a mis pies todos mis enemigos.
Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará
Que Jesús es El Señor…”
Yo, atrapada en este cuerpo estéril, espero
Señor, toma lo único que tengo:
Mi dolor,
Lo pongo en tus manos…
Hasta que vuelvas…
©María del Carmen Guzmán

