por Edwin Ferrer
El nuevo reo apretó el botón del plasma y la primera imagen que vio fue la de él mismo sonriéndose con la prensa y los amigos de su padre. Súbitamente cayó un rayo tormentoso cerca de la prisión y se fue la luz.
Tarde de madrugada quedó dormido, y en sueños vio a su ex esposa leyendo los obituarios del “Viejo Día” cerca de la alberca. Se acercó y empezó a acariciarla y como un toro de lidia se abalanzó sobre ella y comenzó a hacerle el amor. En el momento más crucial del éxtasis ella gritó draculásticamente, vio entonces una mano negra con garras salir de su vientre que le desgarró los testículos.
Pálido y con el corazón acelerado despertó y sintió un dolor tan fuerte…, como si alguien le hubiera disparado en la cabeza.
©Edwin Ferrer

