Atrás queda todo lo vivido cuando comienza el andar del emigrante.  Lo acompañan muchos sentimientos que irán disipándose cuando se llega a la otra orilla.  Pero el emigrante carga una mochila de vivencias y costumbres de la cual extraerá lo que define su ser.

La mayoría somos hijos inconscientes de emigrantes.  El tiempo trascurrido nos lo hizo olvidar.  Pero el legado del emigrante se manifiesta en las conductas y costumbres individuales y colectivas de sus predecesores.  Esa estela de vidas pasadas echa raíces en la nueva tierra para continuar el ciclo de una nueva patria de la que se puede partir, de la que se puede emigrar.

¡Dios nos lleve al Perú!  Se repite cambiando el destino  a lo largo de la Historia.   Desde la invasión estadounidense en 1898 para acá se ha gritado ese deseo: ¡Dios nos lleve a Hawái!, ¡Dios nos lleve a Nueva York, a Chicago, a Filadelfia, a Orlando! A tal punto que en todo los Estados Unidos los boricuas que emigraron crecieron y se multiplicaron  hasta alcanzar la cifra de cinco millones.

A los primeros emigrantes les tocó la peor parte.  Desconocía el idioma, sus viviendas eran las peores y se les hacia difícil conseguir los ingrediente para preparar una comida criolla.   Ni con el doble de la harina se lograba saborear un café puya cargado. Y solo  los más agraciado podía saborear una cena navideña con lechón, arroz con gandules, pasteles, tembleque y ron.

Pero eso ha cambiado. Tan amplio y extenso es el cambio que en uno de los lugares más céntricos de San Antonio en Texas, una salinense de pura cepa, ha logrado que la cocina puertorriqueña gane aceptación entre los habitantes de la ciudad.  En el restaurante Luna Rosa de Puerto Rico Grill y Tapas no solo pueden los amantes de la gastronomía boricua deleitarse con los sabores de una lechonera, sino que también se puede saborear el famoso mojo isleño oriundo de Salinas.

Iris Gonzales Santiago, la dueña de este restaurante familiar en el corazón de Brooks City Base creció en Salinas al cuidado de su madre Amparo Santiago Roque (Pali), de su abuela doña Amparo Roque, de su tía Redención Santiago y de Sonia Ortiz Cintrón, considerada por ella su segunda madre. En esos años Sonia vivió con ellas cuidando de la niña y pendiente de la abuela.

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Pali y Redención Santiago junto al ex alcalde Basilio Baerga

Iris creció amando la cocina. De pequeña siempre estaba en la cocina con su abuela  y husmeando de “metia” cada vez que su tía Redención preparaba algún bizcocho o pudín para alguno de sus clientes.

Luego de graduarse de la escuela superior de Salinas comenzó a estudiar en la Universidad de Puerto Rico en Cayey en 1983. Sin embargo en el 1984 se fue a estudiar a la New Mexico State University en Las Cruces.  En la NMSU obtuvo un bachillerato en tecnología médica. En New Mexico conoció a su esposo, Manuel Enrique Ornelas. La pareja decidió mudarse a San Antonio, Texas. Su esposo ejercía como maestro bilingüe y posteriormente como principal de escuelas. En Texas Iris trabajó por un año en un hospital y luego durante tres años trabajó como química para el San Antonio Water System. El trabajo de laboratorio no fue de su agrado así que decidió convertirse en maestra bilingüe. Durante 13 años trabajo de maestra al tiempo que estudió una maestría en administración de escuelas. Sus últimos años en el campo de la educación los trabajó como coordinadora de los programas bilingües para el distrito escolar East Central de San Antonio.

Desde joven el sueño de Iris era cocinar y tener un restaurante. Sueño que hizo realidad y ahora se dedica a lo que realmente le gusta…  cocinar en su restaurante Luna Rosa Puerto Rican Grill y Tapas.  De esa experiencia como chef nos dice: “Aquí en el restaurante hago las famosas habichuelas guisadas de abuela… aunque nunca me quedarán como las de ella. Hacemos pescado al mojo isleño que es uno de los favoritos de mis clientes. El pernil que aprendí a hacer con Titi Reden es un “hit’ y también el budín, el coquito y los pasteles… En navidades hago las almojabanas de abuela y las torrejas… En fin, tenemos los platos tradicionales y también gastronomía moderna como churrasco, trifongo y tapas españolas”.

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Iris González Santiago

Iris tiene dos hijos, Omar (29) y Amadeus (19). Omar es enfermero pero ha decidido trabajar de bartender en el restaurante. Amadeus se graduó de escuela superior y quiere ser chef, así que trabaja en la cocina del Luna Rosa.

Sobre sus raíces boricuas expresa “Siempre he estado bien orgullosa de mi Salinas y de mi familia porque en Salinas y con mi familia aprendí mis valores. Todo lo que ahora soy se lo debo a ellas (mami, abuela, Titi Reden y Sonia). A mi abuelo, Aguedo Santiago Cruz no lo conocí ya que murió cuando mi mamá Pali apenas tenía 18 años. Pero mi mamá se ocupó de hablarme de él.  Sé que fue maestro y abogado y que escribió “Salinas a través de cien años. Mi papá fue José González Ramos del Coquí. Su mamá, María Ramos era hermana de Don Silito Godreau Ramos. Mi abuelo paterno, Don Cheo era dueño de la Gallera del Coquí. Era de la playa de Salinas y hermano de Chichi y Doña Polita y sobrino de Doña Ladis”.

El Luna Rosa de Puerto Rico Grill y Tapas es un restaurante donde se combina la gastronomía puertorriqueña con los sabores del Caribe, España y México de gran aceptación en la ciudad de San Antonio.

El menú del Luna Rosa es variado pero cuando de comida boricua se trata allí se puede disfrutar de una abundante o auténtica comida puertorriqueña como el  tradicional arroz con gandules y lechón asado, acompañado de mofongo, tostones, sorullitos, y un montón de otros deliciosos platos puertorriqueños. Y cuando de bebidas se habla, hay de todas para todos los gustos, pero sobresalen como acompañamiento perfecto para cualquier comida los cócteles de ron puertorriqueño hechos al momento o una margarita tropical. Pero para pasarla en grande, al estilo latino, los espectáculos directos incluyen la música y los motivos que tanto hacen disfrutar al público asistente.  En fin, hay mucho que comer, beber y disfrutar en el Luna Rosa.

srs