Nos toco vivir en un universo dinámico, quizás caótico, alojados en un planeta con el cual apenas lidiamos armoniosamente, a pesar de nuestra ancestral voluntad por señorearlo.  Un planeta que guarda en sus entrañas y en su atmósfera toda la fuerza viva del universo.  Aquí estamos, incapaces de comprender nuestra fugaz existencia.   Torpes en el manejo de nuestro hábitat, al punto que amenazamos nuestra propia supervivencia.

En esta nuestra casa y nave espacial, limitada a recorrer inexorablemente por el mismo sendero estelar, ocurren eventos intensos propios de su naturaleza. A eso eventos los llamamos catástrofes naturales y como tales son inevitables, aunque somos cómplices de sus consecuencias.

Dos años atrás, el 20 de septiembre de 2017, Puerto Rico recibió el poderoso impacto  de una de esas catástrofes naturales: el huracán María.  Ese será un día que las generaciones presentes jamás podrán olvidar.  No solo por la estela de temor, destrucción y muerte que dejo a su paso, sino por la incapacidad, dejadez e irresponsabilidad que mostraron los altos ejecutivos del gobierno para atender la emergencia y administrar la recuperación del país. Ineptitud, conductas y actitudes por las que el pueblo les pasara factura a su debido tiempo.

Cientos son los testimonios e imágenes de la tragedia producidos que servirán para perpetuar la memoria histórica del paso del huracán María por Puerto Rico. De la experimentada fotógrafa Norma Curet Ayala presentamos una selección de imágenes que narran impresionantes destrozos y vivencias captadas por su ojo fotográfico en Salinas.