Advertisements
Hacía 50 años que Manolo no regresaba al pueblo y lo primero que vio fue un anciano, igual a él, denunciando la corrupción, a voz en cuello.
—¡Te pareces a Gervasio, con cojones! —se le oyó decir con resonancia.
Una joven que pasaba, con una criatura en brazos y otra en la barriga, masculló:
—Está loco.
© Josué Santiago de la Cruz
