De niño, sentado en el duro concreto de la alta verja de cemento del parque Manuel González, soñaba algún día narrar las historia de sus ídolos. Colao, detrás de la verja interior de madera y alambre, esperaba el codiciado cuadrangular sobre la cerca, para “cocotear” con otros codiciosos fanáticos y capturar la bola Wilson 10-10 manufacturada por Salvador Colón con sus 108 costura, 9.25 pulgadas de circunferencia y 5.25 onzas de peso. Las vueltas de la vida lo distanciaron del amado parque, pero soñándose trepado en su verja se imaginaba narrar las vivencias juveniles y un juego de béisbol Doble AA en el hogar de los Peces Voladores.
Salinas sabe a salinense béisbol / José G. Torres

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