por José Manuel Solá
En estas cosas que aprendí siendo niño pensaba esta mañana y me las repetía (a mí mismo):
Si alguien te maldice desde su rincón oscuro, bendícele desde la luz de tu puerta
Si alguno te odia, ámale.
Si alguien te roba, procura que lo que se lleve sea útil para su crecimiento espiritual.
Si alguno te reta, ábrele paso y déjale solo peleando con su locura.
Si alguien se queda con tu trabajo enséñalo a hacerlo mejor que tú.
Si alguno te grita, haz silencio y trata de entenderlo.
Si alguien te difama, dí de él lo mejor que sepas.
Si alguien te llama “grande” comprende tu pequeñez, no la suya.
Si alguno se vanagloria ante ti por su título de Doctor, sigue tu camino con tu certificado de humildad.
Si alguien te ningunea o descalifica por la pobreza de la que vienes, celebra su riqueza y dale el mejor pedazo de tu pan.
Si alguno arroja una piedra a tu espalda y luego huye, déjalo huir o mejor aún: muéstrale la puerta de salida, así demostrará la estatura de su carácter.
Porque al final, ¿qué ganan?, ¿qué pierden? Nada. Pero ambos aprenderán a ser auténticos.
(c) José Manuel Solá / 4 septiembre 2014
¡Una hermosísima lección la lectura de estos consejos!
Tan hermosa como la huella que puede dejar en nosotros su rrevisión frecuente..
“Dichosos ustedes cuando por causa mia los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alegrense y muestrense contentos, porque grande sera la recompensa que recibiran en el cielo.” Mateo 5: 11-12 Feliz dia!
Gracias por tus sabios consejos, Jose Manuel y por tu grata visita en compania de Carlos Román. Son valores que van contra la corriente. acr