A Mayi
Mi tía adoraba el mar y solía decirme que las sirenas son ostraconofóbicas y no visitan las playas sucias.![]()
Siempre decía “el que quiera ver sirenas que limpie sus playas”.
La última vez que la visité, bajo un viejo árbol de frescura, me senté a contemplar el mar Caribe. Un jueyito de carapacho multicolor se acercó y como si fuera el eco de mi conciencia, comenzó a lamentarse.
—Esta playa de arenas blancas ha cambiado tanto. Ya no hay algas marinas, caracoles, piedritas, caballitos o estrellas de mar. No hay aguavivas, ni siquiera un balajú o una sardina y yo soy la última cocolía de esta playa.
Entonces la aplasté para sacarla de su miseria y con ansias locas esperé por la sirena.
© Roberto López
Vocabulario:
Ostraconofobia: miedo a los crustáceos
Hola Roberto! Me había quedado tu texto sin comentar, lo leí varias veces. Es toda una metáfora. El hombre que ansía sirenas, que nunca acuden a sus playas sucias, yo diría que las bendicones no acuden al impío. Lo describiste limpiamente, deslizaste la idea del enturbiamiento del planeta, por descuido o desidia de sus habitantes y asomaste también con la idea de que tapando el sol con la mano ya está, no se vé. La resolución del cuento es muy buena, el protagonista mata, para liberarse del estorbo, entonces espera, ignorante del “asesinato”. Propio de esta especie, la humanidad!!!!!!!!!!!
Aplausos
Gloria
Este texto de Roberto es, usando el ritmo de la palabra jueyito, una joyita literaria. Nos pone a pensar sobre el impacto de los humanos sobre la naturaleza y pone la esperanza en seres míticos, que para liberarnos de culpas en nuestras andanzas por la existencias, hemos creado
Tremendo relato Robertito, es una muestra de interes a nuestra fauna marina,existen muchos osraconofobicos que estan destruyendo nuestras playas.Quizas algun dia con las sirenas venga un buen futuro para el mar.Ed