“Yo tuve un sueño feliz,
Quise hacerlo una canción
Y mi guitarra cogí…”

Con los acordes de la música soñé que Luis Muñoz Marín había llevado al Estado Libre Asociado a su mayor expresión de soberanía… y murió.

Soñé que Luis A. Ferré nos convirtió en el estado número 51 y llovían el dinero del cielo en todo tipo de ayudas federales… y murió.

“Puse todo el corazón,
Concentre pensando en ti,
Volaron las palomas del milagro
Y escucha dulce bien lo que escribí…”

La brisa  y el rugido del mar caribeño me arrulló en un nuevo sueño. Esta vez vi a Willy Miranda Marín vencer el cáncer y caminar con multitudes que arropaban las calles aclamando con beneplácito  su plan de una isla libre y soberana… y murió.

“Era en una playa de mi tierra tan querida,
A la orilla del mar,
Era que allí estaba celebrándose una gira
Debajo de un palmar…”

Fue entonces que soñé con Luis Fortuño y Thomas Rivera Chatz cogidos de la mano, abriendo fábricas, creando empleos, liberando a la clase media de las cargas económicas, invirtiendo  la mayor parte del presupuesto en la educación, la salud y la seguridad del pueblo. Había que ver aquellas escuelas y la universidad pública, con todos los avances tecnológicos y  facilidades… ¡y desperté!

“Era que estabas preciosa,
Con el color de rosa
De tu traje sencillo y sin igual.
Era que eras novia mía
Y que yo te sentía nerviosa
Entre mis brazos suspirar…”

La arena blanca había cubierto mi cuerpo, como presagio a mi destino final. Busque con la mirada el horizonte donde comulgan el mar y el cielo para volver a soñar.

“Era que todo fue un sueño
Pero logre mi empeño
Porque te pude besar.
Sueño de amor,
Bajo un palmar…”

©Marinín Torregrosa Sánchez