Crear un pueblo es una hazaña de la conciencia, convivir en comunidad es un acto de supervivencia.  Se dice que la personalidad de un pueblo es la suma de factores biológicos, ambientales y sociales.  El devenir va fraguando la idiosincrasia desde la cotidianidad y desde lo infrecuente, es decir lo que puede marcarse como extraordinario.  Pero como se trata de un acto exclusivamente humano, son los seres humanos de ayer, de hoy y del mañana, los que influidos por el entorno trasmiten y timonean la singularidad que expresa cada pueblo.

Por eso, estas fotos que le fueron proporcionadas a Roberto Quiñones nos motivan a pensar desde lo cotidiano como es que un pueblo se reviste de su personalidad y cuanto potencial tiene de renovarse cuando se enfrenta al reto mismo de pensarse pueblo.  Estos respetables rostros salinenses y la razón que los reunió en torno a la mesa hace una década atrás, son alguna de las muchas voces de identidad que amalgaman nuestro ser pueblerino.