Inmensamente triste y sin remedio.
Me duele la vida, cosas del alma.
Ronda noviembre, cerca el predio,
cierra el cielo la hendija al alba.
¿A dónde cantan las avecillas al vuelo?
¿Sobre qué terreno pisaré en el tiempo?
¿En qué astro posaré de mis ojos el iris
Cuando el río al fluir busque consuelo?
Se evapora la esencia en la brisa
Y las sombras ansiosas buscan
Rescatar el sueño de ebrias horas,
aromas a ninfas, desnudas las hojas.
¿A qué mar me lanzaré sin miedo?
¿En qué nido soplaré mi beso?
Si la mano de la senda señalada
Presenció de la vida, certera estocada.
©Marinín Torregrosa Sánchez
ilustración de Cristina Godoy
Son más las veces que no podemos esquivar la estocada cuando procede de los políticos. La tradición de estos es defraudar a la mayoría y favoreces a los pocos.
Pero el poema me dice cosas de la estocada ligada a la voluntad de cada ser en el día a dia de su existencia. El desaliento que provoca para algunos es la muerte y para otros en la oportunidad de resurgir en medio del dolor o la frustración.
También de los gobiernos la recibimos… es el estado de ánimo del defraudado.