Ana María estaba seriamente disgustada con lo que estaba sucediendo en el Mundo. Le carcomía el espíritu los políticos ineptos y corruptos, la falta de transparencia, los despidos de empleados públicos, la alta incidencia criminal, la incompetencia de los tribunales de justicia, la trivialización de los medios de comunicación y la ceguera y conformidad de los ciudadanos.
Un día fue a la Autoridad de Transportación Espacial y solicitó que la transportan al exoplaneta HD-336-NP-21. Quería dejar atrás y olvidarse de todo lo que ocurría en su mundo.
Después de examinarla física y mentalmente y de inquirir por los motivos de querer abandonar el planeta Tierra, le dieron autorización para el transporte.
Una vez llegó a su destino, se instaló en un sencillo, pero cómodo apartamento.
Al otro día de su llegada encendió la televisión para escuchar las noticias e irse familiarizando con su nueva comunidad. No había escuchado media hora del noticiero matutino cuando ya estaba horrorizada con lo que oía. Acto seguido apretó el botón de transportación en reversa que le habían suplido. En ese momento despertó, activo el dispositivo de control de medios y desde entonces fue la mujer más feliz de la Tierra.
©Edelmiro J. Rodríguez Sosa, 5 de noviembre de 2010
Ilustración de Communia
La urgencia de capacitar al ciudadano para lidiar con la explosión de información difundida a través de los medios de comunicación es el tema tras este relato. La denominada alfabetización mediática busca crear en el individuo, a través de la educación, una manera de discriminar conscientemente la información con la que es bombardeado diariamente. Lo capacita para ser crítico, identificar lo que es información veraz de lo que es propaganda y descubrir la manipulación tras los mensajes. Discernir que lo que aparece en los medios no es escritura sagrada sino mensajes que desean incrustar en nuestra mente una particular manera de pensar. Capacitarnos para controlar lo que recibimos de los medios, es decir separara lo estridente de lo pausado, lo bochinchoso de lo veraz, lo sensacional de lo importante, es el control mediático que descubrió Ana María para vivir en un mundo feliz.