en el octavo día… se hizo el dinero. Se multiplicó en abundancia, entonces no había que esforzarse por conseguirlo.
Rodaba por las calles, en racimos colgaban de los árboles, los manantiales de billetes entre colinas y valles fluían, como borbotones las monedas brotaban de cada ola que se rompía en espuma.
Saltó de la cama. Apresurado corrió a buscar la agenda.
—Dios hizo los cielos y la tierra en 6 días. El séptimo día descansó… entonces, ¿quién hizo el octavo? ¡Estas pastillas pa’l estrés me ponen a soñar disparates!
Sobre la mesa de noche había medicamentos, facturas y una calculadora. También las hojas del diario dominical, en cuya primera plana se anuncia el mensaje del gobernador sobre la situación fiscal del país.
©Marinín Torregrosa Sánchez, 22 de abril de 2011.