Salinas Lumber en la calle de la Playa

Hoy 24 de octubre las Empresas Salinas Lumber Yard, Inc. Cumplen 65 años bajo la tutela de la familia de Don Juan Vega Morera.

Remontándonos en la historia de nuestro pueblo, es bueno señalar que esta empresa realmente tiene 92 años de establecida en Salinas, durante los cuales ha servido ininterrumpidamente a nuestra población. De acuerdo a Juan Vega Morera, actual administrador de la empresa y al que sus amistades conocen por “Guani”, esta empresa de ferretería, según su mejor recuerdo, pertenecía a Don José “Pepe” Vélez, al que su padre Don Juan Vega Cintrón, conocido como Don Tato, compró hace 65 años, bautizándola con el nombre de Salinas Lumber. Es decir, que la familia Vega viene administrando esta empresa desde el 1946.

Es un hecho que Salinas Lumber Yard es uno de los negocios más antiguos que existe en nuestro pueblo, dirigido por una misma familia. Como dato curioso, la historia de esta empresa tiene sus antecedentes en el trabajo de ebanistería de Don Juan Vega Flores, “Maito”, un ebanista de profesión, natural de Juana Díaz, quien estableció su taller en la calle Baldorioty de Salinas, donde se construían unos muebles de cedro y caoba muy famosos en la comarca. “Maito” fue el padre de Don Juan Vega Cintrón. Don Tato trabajó por muchos años en la Central Aguirre. En los talleres de la central adquirió una gran experiencia que lo capacitó en el ramo de los materiales de construcción y lo motivó a comprar la ferretería de Don Pepe Vélez. Desde ese momento, la ferretería de don Pepe Vélez pasó a llamarse Salinas Lumber. Con el correr de los años, Don Tato le pasó la administración del negocio a su hijo Juan Vega Morera. “Guani” ha administrado la ferretería durante un largo tiempo y ahora le esta pasando la responsabilidad a su hijo Juan Vega Galante, “Juani”, y a su hija Ana Vega Galante, quienes seguirán rigiendo los destinos de la empresa. La curiosidad a que me refería en la historia de esta empresa, es que todos los personajes claves han llevado el nombre de Juan Vega.

Actualmente la Ferretería Salinas Lumber Yard está situada en la calle Santos P. Amadeo, antes conocida como la Calle Unión y también como La calle de Ponce. Originalmente esta empresa estaba situada en la Calle Baldorioty, camino hacia la Playa, en donde hoy radica la Panadería La Exquisita. Curiosamente, Don Pepe Vélez tenía en un momento dado una panadería en ese mismo local. O sea que esa edificación surgió como panadería, luego ferretería y actualmente de nuevo panadería.

En este local de la calle Baldorioty trabajaba una de las personas más queridas de nuestro pueblo, llamada Luis Fermín Font, a quien todo el mundo conocía como Caribe. Éste era un trabajador que descargaba los camiones que traían los sacos de cemento, que pesaban cien libras, y Caribe los bajaba de dos en dos, ganándose dos centavos por cada saco que descargaba. Luego de un arduo día de trabajo, y pintado de blanco todo su cuerpo por el efecto del cemento, recibía 6.00 dólares de salario diario.

Caribe es considerado uno de los más famosos personajes típicos de nuestro pueblo. Se le recuerda entre otras cosas, porque de adulto no acostumbraba usar zapatos, excepto el Viernes Santo, cuando cargaba el féretro de Cristo en la procesión de la Semana Santa. Además de usar zapatos, vestía de traje y corbata durante las solemnidades religiosas.

Cuando la familia Vega decidió mudar la ferretería al sitio actual, existía en ese solar una casa de madera. Esa casa albergó la primera central de teléfono del pueblo, que operaba para entonces un personaje por todos conocidos como doña Malén. El hecho curioso es que para establecer la ferretería en la edificación de madera comprada por la familia Vega en la calle Unión, se optó por levantarla en “zancos” y utilizar la parte baja para establecer el negocio. Cuando se logra levantar la casa en zancos, dándole la altura necesaria para poder construir debajo de ella, ocurre que en medio del proyecto y sin haber podido poner una sola columna que soportara la estructura, Puerto Rico es alertado del posible azote de un huracán. Gracias a las muchas oraciones y promesas hechas, el huracán se desvío y no azotó nuestra isla y la casa se pudo sostener sin daño alguno en los zancos provisionales. Pasado el susto, se logra construir el local de la parte baja para la ferretería. La casa levantada ha sido desde entonces residencia de miembros del clan Vega. Actualmente es la residencia de la familia Vega Galante. Cabe señalar que la persona artífice de levantar intacta la casa y construir el local para la ferretería, fue el ingeniero salinense Alberto Santiago.

Durante los comienzos de Salinas Lumber, don Tato tenía entre su personal a don Leíto Morera, miembro de una familia de mucha estima en nuestro pueblo, cuyo carácter y disciplina férrea eran temidos por los empleados que trabajaban bajo su supervisión.

Posteriormente don Tato le solicita a su hijo Guani que regrese a Puerto Rico para que administrara la empresa. Guani, quien ya estaba establecido junto a su esposa Doña Janet Galante Licata y sus hijos en la ciudad de Buffalo, accede a la petición de su padre. Lo demás ha sido la historia de cómo se adaptaron su esposa, que no hablaba absolutamente nada en español y sus cuatro hijos a la vida cotidiana de nuestro pequeño pueblo.

Entre los factores que contribuyeron al desarrollo de la Salinas Lumber Yard están el desalojo de familias de los terrenos expropiados para establecer la base militar estadounidense que actualmente conocemos como Campamento Santiago y el programa Manos a la Obra. Ambos fomentaron la construcción de viviendas y dieron paso al desarrollo de comunidades como El Coco, Vázquez, Plena y Las Ochenta, entre otras.

Al correr del tiempo, la familia Vega estableció una ferretería en el barrio Coquí y hace cerca de tres años adquirieron la ferretería de Santos Olivieri, Inc de Santa Isabel. Estas dos ferreterías, no obstante pertenecer a las Empresas Salinas Lumber Yard, Inc., trabajan de forma independiente, dándole servicio al Coquí y a Santa Isabel.

Como en todas las empresas, siempre hay anécdotas y curiosidades que se convierten en parte de la historia del negocio, como fue el caso del pollito que bebía cerveza en el negocio El Foquito de Don Juan, padre de Andrés Rodríguez, uno de los empleados más antiguos del Salinas Lumber. De esta empresa recordamos dos curiosidades que queremos clasificar como “amuletos de buena suerte” de Salinas Lumber Yard.

En una ocasión, Freddy, un empleado que lleva 42 años trabajando con los Vega, se topa con una gata recién paría en el almacén. Entre los críos hay una gatita que se encariñó con Freddy y éste, correspondiéndole el cariño, se hizo cargo de la misma, convirtiéndola en mascota de la ferretería. A esta gata se le bautizó con el nombre de Ivu, ya que llegó al negocio el mismo día que se implantó el famoso Ivu en todas las empresas del país. La gata se acopló al movimiento y los trabajos de la ferretería, al punto que el periódico “El Ferretero” se enteró de su existencia y publicó un artículo sobre la gata Ivu, a la cual le añadieron entonces un apellido, “Ivu la gata ferretera”. Ciertamente, la gata ya forma parte del “personal” y toda la clientela del almacén la quiere y la cuida.

El otro dato curioso digno de mencionar es que en la puerta de entrada a la oficina del Salinas Lumber, hay una brocha de cuatro pulgadas. A más de una persona le llama la atención la presencia del objeto, soliendo preguntar el significado que tiene para la empresa la pieza exhibida.

La historia tras la brocha es la siguiente: el representante comercial que visitaba la ferretería a vender todo lo relacionado con las cerraduras marca Yale, instaló un área para exhibir sus mercancías, y cada vez que visitaba el Salinas Lumber, traía una brocha para limpiar el polvo que se acumulaba sobre sus cerraduras. Un día este representante olvidó llevarse su brocha y la gerencia se la guardó para cuando regresara, pero a éste aparentemente lo habían sustituido y quedó la brocha en Salinas.

El otrora representante de las cerraduras Yale es hoy el próspero comerciante Don Jorge Toledo, dueño de la empresa de cerraduras Toledo, cuyos vendedores cuentan entre su equipo de trabajo con una brocha para limpiar las cerraduras, no Yale, sino las ya muy famosas Cerraduras Toledo.

Esa brocha que se conserva después de tantos años en el Salinas Lumber Yard, es el estímulo que tienen de frente sus propietarios y empleados para creer que cada persona puede crear su propio destino con un poco de ahínco, un poco de suerte, y mucho deseo de progresar.

Ver fotos proporcionadas por Ana Vega

por Roberto Quiñones Rivera

Colaboró srs