El día cercó el cañaveral y se lavó los pies en el sifón vistiendo un manto de saco para recibir la noche.
El crepúsculo avanzó lentamente pero en sus manos y en su nuca había manchas de sangre. El cañaveral estaba a punto de marchitarse porque se deshidrató esperando un mejor mañana. Cerraron la Central mientras la aurora avanzaba ruidosa y el tren con sus chillidos no lo dejaba dormir.
—Levántate Fermín que hoy es el ultimo día y tienes que guiar la mudita—dijo Rafa el cojo.
—Sí, que tienes que atender las varetas —contestó Fermín.
Traspasando el umbral del ocaso desbarató todos los espejos que conciliaran su sueño y se fue a trabajar.
—Hoy sale el último tren; yo espero que el Sindicato nos compense luego de tantos años trabajando en la industria del azúcar —dijo Fermín.
—No te preocupes que el alcalde hará de este lugar una zona turística —alegó Rafa.
—Pero… ¿y las calles, el hotel, el hospital, la central, quien las va a mantener?—Preguntó Fermín.
—El gobierno tiene un plan —musitó Rafa.
El tiempo sopla al lado de la muerte. Así pasó. Murieron Fermín, Rafa y aquellos trabajadores desaparecieron igual que la caña.
El gobierno todavía anda en negociaciones mientras el poblado escucha un chillido de caravanas politiqueras prometiendo un mejor mañana. Todo quedó oxidado y abandonado. El último tren jamás regresó.
Lo único que se escucha es un ruido ensordecedor.
©Edwin Ferrer
Debo parecer tonta, pero hasta hoy que voy un poquito más alla descubro que, me gusta mucho como describes lo que sucede en tu pueblo, Salinas. También siento nostalgía, porque han masacrado mi bella isla.
Gracias Edwin Ferrer.
Wao!! que alegria me da al saber que Fermin esta vivo.Siempre nos daba una trilla en la mudita.Cuando digo murieron lo hago en sentido figurado porque ellos eran carne y hueso de su trabajo.Felicidades
en su cumplea~os.
Este relato esta muy bonito y yo diría que nostálgico, pero hay un pequeño detalle y es que el sr. Fermin que guiaba la mudita todavía sigue vivo. Hace poco tiempo atrás sus hijos le celebraron su cumpleaños numero 100. Que les parece?
A Todos:
Habiendo nacido en Central Aguirre en noviembre de 1944, donde me crié hasta la adultez, saliendo de allí a desarrollarme profesionalmente (con éxito, ADG) en noviembre de 1968; no puedo más que sentir una nostalgia extraordinaria al leer el escrito de Edwin Ferrer – El Último Tren.
También concuerdo con los comentarios añadidos por Edelmiro, Robero, y Gloria.
Añado:
Lo más que me entristece es el “silencio ensordecedor” de la aparente incapacidad de realizar la acción necesaria que debe suceder a la expresa indignación del Pueblo Puertorriqueño.
Coño, Despierta Boricua………..
Prosa poética muy hermosa. El tema lo conocemos muy bien los salinenses, pero es universal. Felicidades.
Buen final Edwin. Muchos politicos hacen demasiado ruido. Dicen que quedan algunos buenos…
Estoy totalmente de acuerdo con ingenioso comentario de Gloria.
Edwin, querido: Los humanos somos hechos de barro, algunos miran el cielo y les toca algo de su azul infinito, pero la mayoría, especialmente los políticos son seres embaucadores, actores, tramoyistas y algunos hasta payasos.
Lo que tú describes pasa en todo el mundo. El humilde ciudadano ve pasar la vida, llenándose de promesas que no se cumplen nunca.
Felizmente creo en otros planos de”vida” donde te afirmo los trenes no paran nunca y la Oficina de Quejas atiende en verdad todo reclamo.
Bendiciones.
Gloria