¡Hay que sobrevivir, hermano! Como se pueda… Como se pueda, arrastrando los pasos por las calles girando en falso entre el gentío, sacando pitos y cornetas, disimulando penas entre gritos, descendiendo al abismo de las cosas, aceptando limosnas del diablo mismo, inaugurando citas de notables, a codazos, con flores en el ojal hechas racimos. Hay que sobrevivir en esta rueda de locos de comparsa, de vivillos, aprender esperanto en las esquinas, consentir fugitivos, cambiar caricias por billetes, desdecir lo que dijimos. Hay que inventar la maña y la destreza, afinar los sonidos, enterrar a los muertos en cuchetas para que nunca salgan de su sitio. Hay que comprar tridentes en el kiosco, unirse a procesiones de domingo, montar negocios superredituables, vender la juventud en cápsulas y estirar el pellejo hasta el oído. Hay que sobrevivir, hermano, dando barajas falsas en el juego, escondiendo aquel as en el bolsillo, matando a Dios en cruces de madera, repartiendo panfletos clandestinos, pariendo esperanzas pululantes, recorrer los pasillos de la trampa, comer en mil mesones corrompidos, conformarse con mimos alquilados, lacrar a fuego los postigos. Hay que hundir hierros en los ojos y atar las lenguas para que no se escapen las palabras, hay que cerrar los grifos. Aquí todo va bien. No pasa nada. El mundo en un cuento de beodos que tiene un buen final para sus hijos.
©Gloria Gayoso
Igual que a Josué a mi mi hizo recordar al famoso tango Cambalache. Veo llorar la Biblia junto al calafón. Bravo Gloria.
Josué querido, tal vez me lo dictó Discépolo, pero ya estamos en el siglo XXI y esto va para peor.
Cariños
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé…
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos…
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y “La Mignón”,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón…
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley…
Enrique Santos Discepolo
Me gustó mucho. Suena a soneto. Musical pero certero.
Sabio comentario de Roberto. Al mundo, es decir a la naturaleza, algunos la pintan como un brote de armonía y otros como un torbellino caótico. Creo que eso que llamamos universo es todo una maravilla que ondula entre la armonía y el cao, entre sonidos agradables y ruidos espantosos, entre la luz y la oscuridad. Así también es la conducta ética de los humanos. Gloria pinta en este pequeño cuadro de palabras lo que somos casi a la fuerza, o mejor, por fuerza de las leyes económicas entronizadas en el mundo. Este pequeño escrito es un catálogo de anti virtudes humanas. Sin ser pesimistas, vale aceptar la presencia de antivalores como expresión de esa parte del caos social donde nuestra especie se zambulle cotidianamente. El texto para nada glorifica las del caos existente, más bien es una voz de alerta contra aquellos que quieren pasarnos gatos por liebre, los embriagados que pretenden hacernos creer que todo anda bien.
Me gustó mucho este escrito que denuncia la situación caótica de un mundo en que muchos emulamos las malas mañas de los adinerados, famosos y los que tienen poder. Tanta injusticia, falsedad y vileza nos causa desesperanza y poco ánimo para indignarnos y denunciar los atropellos del día. No sé por qué, pero su escrito me hizo tararear el coro de una canción que dice “el mundo está bien, el loco soy Yo”, pero la actitud correcta debe ser la del Quijote “cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía, ¡Sino Justicia!