Una canción que viaje el universo entero, que me de alas de pájaro o de ángel. Una canción que nazca en el azul de mi garganta desde lo más profundo de mi espíritu, que sacuda los astros, que se alargue en mis manos y la recoja Dios entre las suyas. Yo quiero dar mi corazón, pero de tal manera que todos los que lloran en el mundo lo sientan oración, lo sientan grito, lo sientan como un himno de alabanza, que sientan que este, mi pobre corazón, es un hosanna por todos mis hermanos de la tierra y que mi corazón sea su canto. Quiero cantar una canción que sea bandera de todos, esperanza de todos. Bendita sea la vida. Esta noche, si encuentro esa oración, la cantaré con tanta fuerza que se escuche hasta el más débil latido pero con tal fuerza que llegue hasta las manos de los hombres que inician las guerras, tan fuerte que haga estallar los tanques, los misiles, en las fábricas del terror, una canción que haga que las páginas de los libros de poesía se abran en las manos de los hombres, que haga caer la lluvia en los secanos, que haga florecer las espigas del trigo, que cicatrice y sane las heridas de los que conocieron el espanto de los bombardeos y las minas, una canción que viole las fronteras alambradas que impiden el abrazo de los niños, que impiden el amor y la inocencia… Una canción que convoque a la marcha de los zapatos gastados de los humildes que construyen la paz día tras día y no se cansan… Y yo quiero que todos la cantemos aunque nos cueste la vida. Ese es nuestro deber, nuestra alegría…
©José Manuel Solá, viernes 13 de abril de 2012
Me uno a tu canción. Dios quiera que algún día le demos una satisfacción al Creador.
Conmovedora, tu oración, penetrante, tu grito!
Amén