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Este cuento me da pies para decir: ¡que grandes escuchadores son los niños! Cuando era niño recuerdo mis asombros al momento de corregír las palabras dictadas por la maestra. Yo estaba seguro que había escrito lo que me dictaron. La maestra decía lus y yo escribía lus, luego, para mi asombro decía que había dicho luz. Igual pasaba cuando escribía betibusca agua, eso era lo que yo escuchaba. Ja… Neliam escucha bien, por eso escribe abía y porqueno. Que me diga alguien que así no es que se escucha de la boca de los que dicen.
¡Verda… amol?
Neliam, ¡escribiste un micro! Pregúntale a abuelita, es un cuento cortito y con una gran enseñanza. Te felicito, me ha gustado mucho. Así como a la flor triste hay que cuidar lo que amamos, la familia, la tierra para que siga regalándonos flores y personitas tan sensibles como tu. Que Dios te bendiga y sigue escribiendo.
Padezco de “abuelitis aguda” de lo orgullosa que estoy de mi nieta, gracias Sergio.
Mi hija de 7 años, parece haber heredado algo de su abuela María del Carmen Guzmán!
jajajajajaja – que chuleria!