Hoy, desde la ventana de mis ojos abiertos
veo pasar ciudades tristes que nunca han sido…
Miradas que en la tarde buscan otras miradas
y voces que no entiendo van llamando otros nombres…
Parques de hojas doradas se pierden a lo lejos:
un anciano en un banco mira pasar la vida.
El crepúsculo llueve más allá de las casas
y una canción se aleja como un tren al olvido.
Veo pasar poblados con niños de ojos grandes
y otoños que levantan los árboles más tristes
mientras al horizonte le van naciendo llamas.
Pienso que las estrellas van huyendo a mis manos
y en uno de esos pueblos que nunca he conocido
de tu mirada vuelan mil pétalos azules…
(c) josé manuel solá – 1994 – en el libro “Poemas”.
Si nos trasladó al sentimiento preciso es de José Manuel Solá.
La tarde farol que se apaga, corre en el pavimento de la vida, sombría como mi soledad furtiva en la mañana.
Gracias, Aníbal.
Me traslade, en alas de tus versos, a esa tarde autumnal del ’65. Añoranza, en clave nerudiana, velos traslucidos y memorias melancólicas de tiempos revividos. Enhorabuena al poeta habitado por la palabra.