Áureo tiempo de reír y soñar,

atesora el fausto momento,

cada instante de amor

fragua un aterido lamento.

Serpentea la incontenible corriente

mientras enmudece el verbo

en gélido silencio con sed de palabras.

Allí donde el tiempo se llame días,

donde el día se llame horas

reclinada en el alma hallarás melancolía

entonando trémulo eco

de bohemio payador…

tiempo de otro tiempo.

Memoria peregrina remontando sueños

cual alocadas gavinas

estocando el pensamiento…

el corazón no puede recobrar el ayer

ni volver a soñar,

innata perversidad del tiempo.

Calló el cantor por no cantar su lamento.

La ilusión voló, fugó,

del voraz fuego aquel

se conmovió el sentimiento,

la vida se volvió recordar

y se comprende después

cuando mejor sabes amar

pero ¿sabes qué?,

¿sabes qué?…

ya no queda tiempo.

 

Carlos Román Ramírez, Puerto Rico