Ramona estaba embarazada y nadie imaginaba cómo semejante cosa habría acontecido porque ni era bonita y menos simpática. Por eso, cuando se corrió el rumor, todos empezaron a conjeturar.
-Yo no fui -era la monótona contestación de los señalados cuando sentían el peso de las miradas sobre ellos.

Pero una tarde, con las señas de su preñez bien a la vista, despertó en los hombres la codicia.

— Ojalá y fuera mía esa criatura…

Pero nunca se supo quién había transformado a la oruga en mariposa.

 

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Imagen tomada de Una cuestión de Arte