**
Recientemente, fue presentado el libro Yo quiero que me olviden: historia de Marta Romero, del bibliotecario y especialista en literatura puertorriqueña, doctor Víctor Federico Torres. Mientras se difundía vía internet, la presentación a cargo del profesor Ramón Arroyo Carrión y la doctora Marilyn Montalvo, ambos miembros de la facultad bibliotecaria de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, celebré que el autor quebrantara el deseo expreso de la biografiada de no ser recordada.
Yo quiero que me olviden es un afortunado tributo que rescata para la historia puertorriqueña la figura de una mujer que quiso que los años de su vida en el mundo de la farándula quedaran en el olvido tras su conversión en 1976 a una ideología cristiana pentecostal.
No es la primera vez que los conversos reniegan de la vida en el mundo tras la conversión. Esa dicotomía existencial entre la elevación espiritual y las pasiones vitales reducida a la frase “dejar el mundo” suele ser radical en los entornos fundamentalista, al punto de desvirtuar toda racionalidad sobre el desempeño valioso que puede atribuirse a una persona previa a la conversión.
En el ambiente religioso, según se indica en la biografía, Marta Romero llevó una intensa vida como predicadora y misionera en negación a su reconocimiento como ícono del teatro nacional y primera dama de nuestra siembre tambaleante producción cinematográfica.
La biografía, prologada por el escritor Pablo Cabrera, traza la vida de Marta Romero desde su nacimiento en Ponce, pasando por su incursión en la radio y teatro de su ciudad natal hasta que se convirtió en la actriz más destacada de su generación. Sobresalió como cantante y actriz tanto en el cine como en el teatro, la televisión y los centros nocturnos. Se considera el primer símbolo sexual construido por los emergentes medio de comunicación masiva del País, lo que la convirtió en una figura legendaria alrededor de la cual se tejieron mitos y relatos faranduleros.
El libro, producido por Publicaciones Gaviota, está ampliamente documentado y se nutre de testimonios orales de reconocidas figuras de nuestro país ligadas a la actriz, entre ellas Axel Anderson, Pablo Cabrera, Antonio Martorell, David Ortiz, Sharon Riley y Rafael Hernández Colón.
El libro puede solicitarse a través de www.libreriaisla.com o adquirirse en las principales librerías de Puerto Rico.
por Sergio A. Rodríguez Sosa
Yo salgo corriendo, pero a veces los labios se mueven más rápido que la mente. Eso fue muy raro en ti, porque tu siempre has sido muy inteligente al hacer un comentario. A lo hecho…Pecho.
Tengo que ver el libro para poder aquilatarlo en su justo valor respecto de la experiencia humana de quien solicita OLVIDO. Eso que es condena segura (Véase mi artículo en Encuentro…Al Sur) ¿Que sabe Marta para pedir que la olviden?
Personalmente sufrí una vergüenza en ocasión de estar en el Negocio de William en el Barrio Plena de Salinas en el que se presentaría Felipe (La Voz) Rodríguez. El acto sería por la noche pero Felipe llegó mucho más temprano para asegurarse de conocer el sitio.
Yo lo atendí pues no había nadie, aparte del bartender. Hablamos varios temas y de pronto se me salió una expresión loca y le pregunte a Felipe: ¿Y Marta? El evidentemente molesto pero en control me contesto ¿Vive Todavía? Trágame tierra y conclusión diplomática.
Marta fue la primera esposa de Felipe y muchas de sus canciones bohemias tienen sus fundamentos o fundiciones en esa relación amorosa. Hay que ver si la expresión de Marta es corolario de ese conocimiento de la obra artística de Felipe como una súplica silenciosa poco probable de alcanzar sabiendo que las canciones de Felipe son eternas y que ella vive en ellas. Voy en busca de ese misterio a la luz de mi experiencia personal, poderío con Felipe e increíblemente con Marta.