Hay una gran analogía entre los ricos y los que gobiernan al país. Los ricos viven y trabajan para hacerse más ricos y los políticos para enriquecerse o hacer ricos a otros. Los políticos que administran el negocio llamado gobierno entienden que las ganancias o la producción de riqueza están en la imposición de arbitrios e impuestos. Parte de estos ingresos el gobierno debería devolverlos en bienes y servicios al pueblo, lo cual no ocurre. Siempre que el gobierno legisla nuevos impuestos y arbitrios lo hace sin perjudicar a los ricos empresarios que engordan las arcas de los que gobiernan, no las del gobierno. Estos ricos llamados empresarios exitosos, pagan a cabilderos para defender su pequeña inversión, pequeña en comparación con las ganancias que obtienen del gobierno. Por lo tanto, los políticos que gobiernan al país trabajan para hacer más ricos a los exitosos empresarios.

Cuando vemos la gran cantidad de empresarios, grupos y entidades que hacen negocio con el gobierno y a los que venden bienes o servicios al pueblo protestando y oponiéndose al IVA, nos damos cuenta de que la enorme corrupción prevaleciente y la ineptitud del gobierno son la razón de la debacle económica del país.

Antes existía el 6 % de impuesto a la mercancía a la llegada al muelle. Eran tantos los productos que estaban excluidos del arbitrio, que a los honorables ricos empresarios se les facilitaba evadir el pago marcando dentro de las exclusiones la mayoría de los productos que recibían a sabiendas de que no lo eran. Para ventaja mayor una cantidad insignificante de la mercancía que llegaba a los muelles era revisada, lo que facilitaba la corrupción de los honorables exitosos ricos empresarios.

Ante la ineficiencia del gobierno para recaudar el mínimo requerido de impuestos para mantener un gobierno eficiente y  sin la capacidad de controlar el corrupto comportamiento de quienes evadían pagar el 6 %. Ante las quejas de que sobre el ciudadano común recaía la mayor responsabilidad de recaudos del gobierno. Los asesores  de los políticos en el gobierno central y los de la legislatura traen por los pelos, un impuesto a las ventas, el conocido IVU.

Este controversial IVU sería la salvación de las finanzas del gobierno, disminuiría significativamente la evasión contributiva o corrupción y sería lo más justo, pues pondría en igualdad de condiciones a ricos y pobres a la hora de pagar el impuesto a la venta. La realidad es otra y fácil de explicar.

Se impuso por legislación un 7% de IVU. Los recaudos del gobierno de ese impuesto a las ventas o lo que llaman porciento de captación es un 40%, lo que sería más o menos 3% de ese total de 7%. Ese 4% restante sigue siendo evasión y corrupción, no solo de que no pagaban el impuesto a la entrada a los muelles. El abanico de oportunidades de evasión y corrupción se amplió a los que venden bienes y servicios que no remiten el dinero recaudado del IVU.

En realidad el IVU actual es de un 3%, por lo que recauda el gobierno, el otro 4% es alimento para los corruptos. Tomando en cuenta esa tendencia de recaudos, aumentarlo a un 11.5% significa más o menos un aumento del 3% al 4.7% para el gobierno y de un 4% a 6.8% para los deshonestos. Así de fácil resuelven los políticos en el gobierno.

Con el anuncio de un IVA se alborotó Puerto Rico. Todos los sectores del país se tiraron a la calle a protestar, aunque no todos por la misma razón. Muchos corruptos protestaron porque se les haría más difícil la evasión, otros movidos por el opositor fanatismo político. Los más por el abusivo impuesto propuesto de un 16% de un gobierno que estuvo por décadas socavando las simientes económicas del país hasta llevarlo a la crisis actual y ahora quieren de un sopetón resolver a costillas  de la ciudadanía.

El IVU agrandado es la peor opción que puede tomar el gobierno,  porque lo que más aumentaría es la corrupción.  Un verdadero recorte de los gastos innecesarios en el gobierno, un IVA bien implantado, el cual no tiene que llegar ni siquiera al 10% y un ataque frontal a la evasión acompañado de un sentido de pertenencia de la ciudadanía, basado en que este Puerto Rico es de todos y que debemos defenderlo con uñas y dientes contra todo corrupto que quiere dañarlo, nos llevaría en la dirección correcta.

José Santiago Rivera.