Cuando quieras amarme:
di la hora y el día,
si una noche de luna o de lluvias de otoño.
Yo te estaré esperando con las manos y el beso
abiertos a tu vid,
con todas las canciones que alcancé en el camino,
apasionado y loco con las dulces locuras
de acariciar mi boca con tus pétalos…
Cuando quieras amarme
tan sólo di mi nombre:
yo abriré las ventanas para que tu perfume
toque mi piel, me irradie tu deseo
como un aura imposible de magia, como un cosmos
que nadie ha visto nunca, como un sueño
que cruza por los campos en la noche.
Y te estaré esperando…
pero eso tú lo sabes desde siempre,
desde aquella mirada, desde aquellos poemas
liberados al viento
que tocaron tus manos
y la ternura tibia de tus senos.
Hace ya tantas eras, desde antes de la vida,
hace ya tanto tiempo…

(c) José Manuel Solá  /  17 dic. 2015