A través del cristal quebrado
suele mirar aquel amor pasado
que bordó encajes de ensueño,
que le dedicó poemas robados
y perfumó de inocencia 
las cartas guardadas con celo.

Se pregunta si eran ciertas
las promesas que entre lineas
aquel corazón valiente
imprimiera con su tinta.

Se pregunta cómo seria
si en vez de enumerar las cartas
se sumaran sus dias
al dueño de aquellas palabras.

Se pregunta si
al encontrar su mirada
el sol se abochornaria
por solo prestar luz a la luna solitaria.

¡Se pregunta tantas cosas!
¡Hasta si el sabor del café
en sus labios cambiara!

Mientras, en el libro de la vida
marca con una flor ya marchita
la página de una novela
sin terminar ni publicar, pero vivida.

“Y los huesos ya duelen,
la piel se va arrugando,
la estatura va mermando
porque la espalda va encorvando,
pero al espíritu, el tiempo no doblega.”

©Marinín Torregrosa Sánchez, 12 de noviembre de 2017