Habito en el umbral de la poesía,
Allí donde los güiros y tambores
Y un coro de inmortales ruiseñores
Entonan bellas notas noche y día.
Allí donde embriagados de alegría,
Las musas y los céfiros cantores,
Inspiran a los viejos trovadores
Sus versos en perfecta sincronía.
Allí donde se escuchan los violines
Surcar con su cadencia los confines
A vuelo de una marcha instrumental.
Yo vivo en el umbral de la poesía,
La última parada del tranvía,
Que cierra este camino vecinal.
JSC
6 de feb. 2019.
Gracias, Nono, hijo de mi siempre recordada maestra en Godreau (Gudelia Colón): Mrs. Colón.
FERRANTO, el poeta incomprendido de nuestro pueblo, fue una voz que por suerte no la ahogó el pueblerismo, por eso, cada aspirante a escritor que tras de él surgió y sigue naciendo es, en gran medida, continuación del hombre (Antonio Ferrer Atilano) y su genio.
GRACIAS.
Hermoso poema……Como si fuera una secuela de “Yo soy de Allí”, de Ferranto.