Sonrisa me provoca pensar
cuando el verano ardía y era ella
brisa enjambrada de madrigales
y yo caminero de utopías.
Permanece su nombre grabado
en el calendario de mis fantasías,
mas en cada enero primero
llueven recuerdos y mientras los pájaros
se horizontan en la tarde añado melancolías.
Cuánto quisiera retomar el tiempo
de amado amante
aunque fuera por breve instante
y pienso… en noche serena
llegando a febrero serafines rasgando violines
que grato sería junto al viejo muro
escuchar el Ave María.
Con prisa abrumadora los segundos
fallecen, minutos se tornan las horas,
así van naufragando mis días…
Más que en la realidad
existo entre sueños de incesables
recuerdos y en esta silente
inexorable partida voy presintiendo
que lo peor de la muerte es mejor
que lo mejor de la vida.
Atrás quedará lo divino
de lo humano en lo mío,
caminata entre cordura y desvarío
hacia lo que no sé,
frente al infinito espejo contemplo
mi vida… sollozo y sonrío.
Carlos Román Ramírez
Foto 123RF