La Primera Escuela Superior de Salinas
En ocasiones es urgente repasar y difundir la información que cuentan historias. Ese es el caso origen histórico del valioso edificio que ocupó la Primera Escuela Superior de Salinas hasta 1974. Esa estructura, denominada Escuela Luis Muñoz Rivera se halla abandona y expuesta al deterioro, aunque constituye parte del patrimonio edificado de Puerto Rico y en particular de Salinas.
El arquitecto Jorge Ortiz Colom explica el valor arquitectónico extraordinario del edificio, indicando que es un ejemplar de estilo neoclásico racionalizado, con columnas y galerías frontales y laterales abrazando ocho salones y un teatro por lo cual representa, para la época en que fue edificado, un edificio de valor individual exclusivo. La estructura fue diseñada por el arquitecto Rafael Carmoega, construida en 1924 e inaugurada en 1925. Es, sin lugar a duda, un edificio distintivo de Salinas que hay que restaurar y conservar.
Pero además de su valor arquitectónico, encierra un excepcional significado histórico para el pueblo de Salinas, pues está atado a los inicios del desarrollo moderno de su sistema escolar de principios del siglo 20.
La Primera Escuela Superior de Salinas se estableció en la segunda década del siglo 20. Desde entonces se constituyó en el principal centro educativo de este municipio sureño. Su labor en la formación de la temprana juventud, así como su integración a las comunidades, ha ejercido una significativa influencia en la vida individual, social, cultural, deportiva, política y económica de Salinas.
Hoy, camino a su centenario, conviene repasar brevemente datos que marcan el origen de esa institución. Corresponde, insistir en su contribución significativa a la formación intelectual y emocional de cientos de adolescentes en ruta a sus responsabilidades cívicas, vocacionales y ciudadanas, muchos de ellos reconocidos en sus campos de acción. Corresponde distinguir su activa presencia en la vida social y cultural de la gente que habito y habita este atesorado pedazo del terruño borincano desde su establecimiento.
Las escuelas superiores
Cuando Estados Unidos adquiere la soberanía sobre Puerto Rico, tenía planeado, mucho antes de invadir el país, el objetivo de recolonizar la mente de los puertorriqueños y convertirlos en buenos súbditos de la nación norteña. Consideraba que los medios principales para lograrlo eran la educación y la religión.
Con las leyes escolares para Puerto Rico de 1901 se consolida la integración de la nueva colonia al sistema escolar de los Estados Unidos. Se implantaron distintos tipos de escuela rurales y urbanas.
El concepto de escuela superior quedo incorporado en Puerto Rico en 1901. Era el nivel más alto, encaminado a formar alumnos como buenos americanos para continuar estudios universitarios o para trabajo en el comercio y la industria. Junto a esta, se organizaron las llamadas escuelas de continuación, dedicadas a impartir la enseñanza de los primeros dos años de escuela superior. En los primeros años del siglo 20 había pocas escuelas superiores. En 1910 únicamente existían tres escuelas superiores, las cuales recibían alumnos de 12 escuelas de continuación establecidas en los principales pueblos del país. En 1913 se había construido solamente cuatro edificios para escuelas superiores.
La “Central High” en Santurce, se comenzó a construir en 1918, y puesta en uso, se terminó de construir en 1924. Fue diseñada por los arquitectos Pedro Adolfo de Castro, Francisco Roldán y Rafael Carmoega.
Entre 1918 y 1925 ocurrió la gesta que dotó a Salinas de un sistema escolar de 12 años. Gesta en la que sobresalen varios nombres que junto a un cuerpo de maestros normalista protagonizaron un momento fundacional de la historia educativa de Salinas. Stella Márquez Morales, superintendente escolar, Eugenio Torres Texidor, director escolar municipal y Leopoldo Morera, alcalde, marcan los acontecimientos a los que hacemos referencia.
Stella Márquez Morales
Estela Márquez Morales, como figura su nombre en el acta de nacimiento, nació en Ponce en 1893. Hija de Manuel Márquez Huertas y Carmen Morales Márquez. Biznieta, tanto por la vía materna como paterna, del español Nicolás Márquez, un terrateniente español que se estableció en Santa Isabel y que fue dueño de un ingenio azucarero, así como también de la Hacienda Isidora en Salinas.
Stella se inició como maestra en Guayanilla, pueblo donde pasó parte de su infancia. Para estar cerca de su familia fue a trabajar como maestra de octavo grado en Bayamón. Allí se inició también como directora de escuelas, a cargo de las escuelas elemental y superior de Bayamón, que ocupaban el mismo edificio.
Un año después se le distinguió con el nombramiento de maestra especial de inglés en la denominada “Grammar School” de Ponce, la primera puertorriqueña en ocupar el puesto, pues era uno exclusivo para maestras estadounidenses. Al siguiente año, la nombraron ayudante del superintendente de escuela de Ponce. Laborando en la superintendencia de Ponce se creó el distrito escolar Salinas-Santa Isabel.
En 1918 el comisionado de instrucción Paul G. Miller la nombró superintendente del Distrito Escolar Salinas-Santa Isabel, convirtiéndose en la primera mujer puertorriqueña en ser nombrada superintendente escolar, pues las dos que existían eran estadounidenses.
Cuando comenzó a trabajar, el director escolar del municipio de Salinas era Eugenio Torres Texidor, un funcionario de amplia experiencia, que en ocasiones actuó como alcalde interino.
Su impresión fue que la gente y las autoridades carecían de entusiasmo e interés en la educación. Ese desinterés se originaba en el serio problema de salud que enfrentaban. La población, en especial los niños, eran atacados cruelmente por la malaria. Ante ese panorama, y el deficiente sistema escolar incompleto, le esperaban arduas luchas por levantar el entusiasmo de las autoridades. Una cosa tenía a su favor, que Salinas poseía uno de los mejores presupuestos de instrucción de Puerto Rico.
A la llegada de Stella, en Salinas había solo dos planteles escolares: la escuela Santiago R. Palmer de 4 salones y la escuela Román Baldorioty de Castro de 6 salones, dos hermosos edificios de una planta construidos en la década de 1910. Pero la situación general de las escuelas en el municipio requería un esfuerzo extraordinario, especialmente en la zona rural, donde viven la mayoría de los niños de edad escolar.
Su mayor preocupación era que no había maestros hijos de Salinas, todos eran de otros pueblos. Esa falta de maestros naturales de Salinas fue el principal motivo para dotar al municipio de una escuela superior pública y gratuita. Pensaba que los graduados de la escuela superior podría ser potenciales maestros y solo tendrían que afrontar los gastos para cursos universitarios.
Con determinación y audacia se propuso crear una escuela superior para el distrito escolar Salinas-Santa Isabel, a pesar de los inconvenientes observados en medio de una población mayormente analfabeta.
Sabía que el dinero no era el obstáculo. Entendía que el entusiasmo de las autoridades se encendería con un plan de desarrollo educativo articulado del que carecían a pesar de tener los recursos fiscales. Prontamente, el director escolar Eugenio Torres Texidor, el alcalde Leopoldo Morera Colón y los concejales municipales estuvieron dispuestos a asignar el dinero que fuera necesario.
El principal escollo era la escasa cantidad de estudiantes matriculados en las escuelas del distrito, lo que hacía prácticamente imposible crear una escuela superior. El escaso número de estudiante en el octavo grado era insuficiente para montar la escuela superior.
Durante los primeros 10 años como superintendente, además de la difícil situación de las escuelas rurales y la pobre asistencia a las escuelas, tuvo que manejar situaciones agravantes como el terremoto de 1918, la epidemia de influenza y el huracán San Felipe de 1928.
Si principal gestión era construir escuelas para atraer a las aulas la mayor cantidad de niños de edad escolar. El objetivo era lograr la cantidad de estudiantes aptos para emprender estudios de escuela superior y justificar su pronta creación.
Con fondos municipales se construyó la Escuela Woodrow Wilson con seis salones, depósito de libros y oficina. En 1926 ya era una escuela hasta octavo grado.
La idea de fundar una escuela superior prendió en las autoridades municipales con Eugenio Torres Texidor, el director escolar, a la cabeza. Por eso fue fácil conseguir el financiamiento para construir una nueva escuela. Inmediatamente se iniciaron las gestiones con el Departamento del Interior de Puerto Rico y la Oficina del Arquitecto del Estado para el diseño y construcción de un nuevo edificio escolar en Salinas.
En 1924 se construyó el nuevo plantel escolar inaugurado como la Escuela Luis Muñoz Rivera al siguiente año. La escuela se diseñó considerando todas las instalaciones para ofrecer un ambiente óptimo para la educación integral. Esto es, laboratorios, biblioteca y salón de asamblea para actividades artísticas y culturales, con piano y lo más moderno de la época para reproducir música con una colección de discos de música selecta.
La escuela se construyó con fondos municipales. Los sueldos de todos los maestros se pagaban con fondos municipales
El Departamento de Instrucción nombró para el nuevo plantel escolar a una maestra americana para la enseñanza del Inglés, Mis Edmundson. Stella Márquez, muy astutamente, le pidió que dirigiera la escuela superior de cuya existencia desconocían en San Juan. Sin nombramiento oficial del Departamento de Instrucción, fue durante dos años la primera directora de la escuela superior creada por Stella Márquez en Salinas.
El plan de Stella Márquez se puso en vigor inmediatamente que se inauguró el edificio en 1925. Con muy pocos estudiantes se organizó el primer año de escuela superior.
Pero Stella fue más allá, se le ocurrió organizar un cuarto año con solo 7 estudiantes. Un paso audaz: establecer una escuela superior local sin reconocimiento de las autoridades estatales y únicamente con un primer año y un cuarto año.
El asunto tarde que temprano explotaría y eso ocurrió cuando Stella envió para aprobación de la Oficina del Comisionado de Instrucción el programa curricular certificando el número de créditos requeridos para obtener el diploma de escuela superior.
De inmediato fue citada a presentarse ante la agencia estatal de instrucción en San Juan.
Allí le indicaron que ella no tenía autoridad para organizar una escuela superior.
Stella le contesto que desconocía que no tuviera esa autoridad y argumento que la escuela, desde los edificios, equipos, libros y el sueldo de los maestros, no ocasionaban gastos algunos al gobierno insular. Y que la matrícula de las escuelas del distrito iba aumentando y el ingreso de estudiantes a la escuela superior también aumentaría.
La intención de las expresiones de Stella era que pensaran que era injusto rechazar el cuarto año de una escuela que casi en su totalidad funcionaba con fondos municipales.
Los funcionarios de San Juan se dieron cuenta de la firme cooperación del municipio y decidieron aceptar que continuara. Acordaron que en lo sucesivo la escuela superior de Salinas funcionaría administrativamente. Stella pensó que poco le importaba que funcionara administrativamente, que lo importante era que jóvenes de distrito escolar Salinas-Santa Isabel se beneficiarían de la oportunidad de crecer educativamente.
En 1928 la audaz decisión de Stella Márquez de establecer una escuela superior sin la autorización del Comisionado de Instrucción de Puerto Rico alcanzó su punto de no regreso. 95 años hace de ese suceso memorable, siete estudiantes, Josefa Monserrate, Julita Semidey, Nemesia Rivera, Rosaura Vázquez, Ada Martínez, Santiago Santiago y Enrique Renta, se convirtieron en la primera clase graduada de la histórica Primera Escuela Superior de Salinas.
En 1930 fue nombrado Comisionado de Instrucción de Puerto Rico del Dr. José Padín. Al enterarse de que la escuela superior de Salinas no estaba funcionando oficialmente como tal, optó por reconocerla, puesto que era una de las pocas escuelas superiores que existían en el país. En 1938, trece años después de haberse establecido la escuela superior de Salinas, únicamente existían 25 escuelas superiores en todo Puerto Rico.
En Santa Isabel se había establecido una escuela de continuación financiada por aquel municipio. En ella se ofrecían los dos primeros años de escuela superior. El tercero y cuarto lo completaban en la escuela superior en Salinas. Tomando ese sistema en consideración, el comisionado José Padín reconoció oficialmente a la escuela superior de Salinas con el nombre de Escuela Superior Consolidada del Distrito Escolar Salinas-Santa Isabel. Para facilitar a los estudiantes de Santa Isabel completar la escuela superior en Salinas el Departamento de Instrucción proporcionó una guagua. Este acuerdo permaneció hasta 1941, cuando se fundó una escuela superior en el vecino municipio.
La Primera Escuela Superior de Salinas funcionó en su antigua sede, la Escuela Luis Muñoz Rivera, hasta mayo de 1974. En agosto de 1974 fue mudada a su nuevo edificio construido al final de la calle Unión (hoy Santos P. Amadeo) y la carretera # 3 hacia Guayama.
En el nuevo edificio funcionó con el nombre de Escuela Luis Muñoz Rivera hasta 1986, es decir, durante 12 años. En 1985 ya se había solicitado cambiarle el nombre en honor a Stella Márquez Morales, una vez fallecida la educadora. La soliccitud surgió de egresados, profesores jubilados y otros ciudadanos y entidades agrupados en la Fundación Stella Márquez Morales. La clase de 1987 fue la sexagésima clase graduada de la Primera Escuela Superior de Salinas y la primera clase bajo el nombre de Escuela Stella Márquez Morales.
Rescate de la Antigua Sede Escolar
En resumen, en este año de 2023 llegamos al 98 aniversario del inicio de la Primera Escuela Superior de Salinas, la que comenzó con un grupo de primer año y siete estudiantes de cuarto año. El año que viene, en 1924, se cumplen los 100 años de la construcción del edificio de la Escuela Luis Muñoz Rivera.
El ciclo de celebraciones que culminará con el centenario de la fundación de la Primera Escuela Superior de Salinas en 2025 y la graduación de la Clase graduanda centenaria en 2028 llevando el nombre de la actual sede escolar, Escuela Stella Márquez Morales, denominada así en honor a su fundadora. Para esa ocasión sugerimos, que se entregue a todos los graduandos de la Clase Centenaria de 2028, un diploma simbólico con el nombre de Primera Escuela Superior de Salinas.
Salinas tiene que llegar a ese centenario recuperando para la educación y la cultura el histórico edificio de la Escuela Luis Muñoz Rivera.
El 2023 será decisivo. El llamado es a todos, para a evitar el bochorno de que una estructura de inigualable valor arquitectónico; un recinto escolar representativo de la gloriosa historia de la educación en Salinas llegue a su centenario en abandono y ruinas.
Ha llegado el momento de restituirlo como centro educativo y cultural para que, de diversas formas pedagógicas, continúe educando a las futuras generaciones; para que continúe formando ciudadanos estrellas.

Fuentes:
Alicea Santiago, Carmen Lydia. Un “chapuzon”histórico para una nueva puertorriqueñidad. Puerto Rico, Crónicas inc., 2005.
Marquez Morales, Stella. Memorias de mi vida profesional y la temática la historia de la Escuela Superior de Salinas. San Juan, P.R. , Word Processing Center, 1978.
Vazquez Bernard, Ligia. Salinas de sal y azucar: su historia, 1508-1950, Hato Rey, P.R., Editorial Casa de Mayo, 2000.
Gracias mil por tan e histórica información. Lydia