A Monín, Papo y Tito
TRES HERMANOS PARTIERON en noviembre, dos varones y una mujer, a un lugar desconocido. Ninguno ha vuelto, flotan sus recuerdos frente al mar y en el silencio.
¿En qué jardín estarán reposando? ¿A qué árbol le robarán sus frutos?
¿Cuál será la nube que se deshace con sus juegos?
¿Estarán despiertos de noche y de día? ¿Cuál de ellos enciende el sol y quién apaga las estrellas? Si los llamo, ¿me responderían?
Sólo sé que en el canto del agua escucho sus risas, que me abrazan con la brisa, que me arropan con los sueños sin cumplir. En mis noches bohemias soplan musas cual burbujas en las copas del champán. Si no alcanzo a descifrarlas estallan y no vuelven más.
Como aves revolotean mi cielo en las mañanas al despertar. Como perro guardián velan mi caminar. Otras veces son manitas de los niños que saludan al pasar. En la broma dulce de los números a jugar buscando el premio de la lotería, ahí están. En las flores, en la aventura, en los campos y la luna por doquiera galopan traviesamente y sin final.
Son jinetes libres, están aquí y allá, donde quiera mi recuerdo porque el amor existe y es real. No tengo duda, en la lluvia los espero y el último que llegue será…el que más quiero.
©Marinin Torregrosa Sánchez
Tremendo recuerdo me traes a mi memoria con esos tres jinetes, que parte de mi vida las pase con ellos. dios los tenga en la gloria
Hola, Marinín. Elegiste una evocación con una dulce tristeza,la presencia de los ausentes te motiva a preguntas retóricas que sólo el alma puede contestar.
¿Dónde están los que se fueron?¿Por qué se asoman en cualquier acto cotidiano? No lo sabemos, sí nos queda una sensación de que nos miran desde otra patria e intervienen en nuestro cuidado y protección.
Me gustó esa imagen de esperar bajo la lluvia esperanzada.
Aplausos desde mi mañana porteña.
Gloria