Esta foto de Prensa Asociada le dio la vuelta al mundo en las páginas deportivas de los principales diarios.  Recoge el momento en que Robertito Alomar Velázquez conoció la noticia de que no había logrado los 405 votos necesarios para ser exaltado al Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas de los Estados Unidos.  Se quedó corto tan solo por ocho votos.  El sentir general es que fue injustificada la votación  de los cronistas deportivos, considerando las estadísticas de desempeño de Alomar, que sin duda lo califican como el mejor segunda base de todos los tiempos.  Para otros, se trata de la posposición de lo que será un hecho consumado en futuras exaltaciones.  Según los que así opinan, muy pocos peloteros han sido exaltados al Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas en el primer intento.

Lo triste de esta ocasión lo provocó, la, o el que lo convenció de que ser moviera a una rueda de prensa en Nueva York a esperar por un resultado positivo que se daba por descontado.  Eso, al parecer, estuvo motivado por un ingrediente farandulero que esperaba hacer capital mediático al estilo de los premios Grammy.  A la verdad que creo como Doña Pancha: las  entidades que otorgan premios se desprestigian tanto cuando le niegan el premio a quien se lo merece, como cuando lo otorgan a quien no tiene los méritos.  Cooperstown se lo pierde.