ASDSDFSFSDF
Hablaba la mujer, en la fría habitación donde fue violado el acceso controlado. Su fortuna no la hizo inmune, su apellido tampoco.
-¿Qué vienes a buscar en mi ventana? Ave perdida, ¿acaso el viento te llevó la melodía de mi tristeza? Llévate el horror de mis ojos en tu vuelo. Deposítalo en el mar lejano donde mis lágrimas sazonen su espuma. Mejor aún, tráeme caballitos y estrellas de mar que me devuelvan la risa que b
orré del recuerdo. En mi desvelo te espero para que hagas tu nido, pero al hedor de mi conciencia te vas. Paloma blanca, mis manos manchadas no te han de tocar. Me las pude enjuagar en el beso del ángel, pero yace en la cama con su carita mutilada y la nota del crack no me deja pensar.
Acto seguido con pipa en mano encendió lumbre en el dolor hasta entonces dormido. Rasgó su ropa, cortó sus venas, se abandonó en las llamas del infierno que vivía.
Atrás quedó la magia de Disney en sábanas ensangrentadas, paredes salpicadas de roja maldad. Vientos de azufre en orgía lanzando objetos y cerrando puertas a golpe y porrazo.
Un caballo de palo mudo absorto en la macabra escena, sin jinete para jugar. Reporteros, policía… noticia de todos los días.
Jumm! Macabro poema, que redacción tan sutil para describir una violación a sanguinaria muerte. El juego de palabras, exquisito. El mensaje, una orientación escalofriante. Me gusta. (^_^)
Cortázar dice que el cuento, en síntesis, se mueve entre la vida del hombre, su realidad existencial y paraexistencial y “la expresión escrita de esa vida [en] una batalla fraternal”.
Dice más, pero eso me es suficiente, sin recurrir a los otros elementos que hacen del cuento un volcán de emociones y acciones, para decir lo que veo en tu narración.
Se me antoja que la palabra “Fraternal” es importante porque implica, tomando el término “batalla” al que se refiere el argentino, una acción ordenada en un plano donde no puede haber cabida para el caos, aunque sí para lo imprevisto. Las sorpresas. O lo que Flannery O’Connor llamó “el misterio de la personalidad humana”.
Tu relato no solamente plantea una tragedia, sino que lo hace desde la perspectiva, hasta aquí fraternal y hasta cierto modo tolerante, de una mujer que, infiero, porque creo conocer el incidente que abordas, es la madre, que en la soledad de su “conciencia” (la dejo entrecomillada porque la extraje de tu texto) busca consuelo en el alucinante Crack y escapatoria en el suicidio.
La imagen del caballito de palo sin jinete me parece un logro superlativo en la narración que por lo demás sigue fielmente el concepto (uno de tantos) que arriba apunté del brillante narrador argentino.
De lo expresado por Flannery O’Connor, gravita sobre tu relato ese aire de misterio que es el hábitat donde se mueve a gusto ¨esa cosa maravillosa que llamamos hombre¨.
Ojalá que los paramédicos lleguen a tiempo y no la dejen encontrar solaz ni salida hasta tanto su boca diga lo que sus ojos vieron o que se descubra el misterio que sobrevuela el relato y la escena del crimen.
Te saludo poeta.
Josué
Una escena, que la humanidad repite y a la que nos vamos acostumbrando como si nada pasara.
Muy bueno tu enfoque, muy bien logrado cierto surrealismo.
Subyace tu intención de despertar conciencias y también aplaudo de pie como Edwin.
Comentario:
Muy fuerte la escena,pena que estas tristezas se multipliquen en el mundo. Pintas un cuadro Macabro-realista e irónico a la vez. Muy bueno, el final es muestra del snsacionalismo de la prensa y la apatía policiaca.
Aplauso de pie.
Edwin