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Muy buenas décimas Josué, aquí en mi tierra son propias de la poesía gauchesca y también las identificamos con lo telúrico y propio del gaucho pampeano, que en las noches tomaba su guitarra y bordaba estrellas rimadas para quitarse la pena de la orfandad o la esclavitud.
Gracias por recordármelas, están muy bien escritas y aunque el tema es risueño nos deja enseñanza.
Cariños
Muy buena la anécdota (en décima) al igual que la poesía, van en par: El orgullo patrio que nos hecha una mirada al pasado y una estigma que no podemos curar. Otro aplauso de pie. Edwin.
Me comentaba un amigo escritor, y de los buenos, por cierto, que la Décima en Puerto Rico pertenece a un remoto pasado marcado por la frustración y el romanticismo estéril.
No creo que el amigo tenga claro ni ese pasado ni el papel que jugó la Décima, y sigue jugando, en el desarrollo de nuestra puertorriqueñidad.
Más de 5 siglos de ataque despiadado, de transculturación y de americanismo no han podido quitarnos lo bailao, que en este caso se traduce a ese orgullo de ser lo que somos y a esa negación a querer ser lo que nos quieren hacer ser. Todo eso se lo debemos a ese pueblo que se aferra a sus valores y tradiciones y a las expresiones de su cultura para mantener la cabeza fuera del agua.
La Décima es una de esas expresiones que no debemos tener a menos porque en ello nos va la vida.
Gracias Sergio por este espacio, por esta plataforma, abierto a la creación y a la preservación de lo nuestro.
Melodiosas décimas éstas en la mejor tradición de nuestros trovadores. Me recuerdan el gallo de Luis Llorens Torres, que vestido de gules termina cantando un himno de libertad. Pienso que estas décimas tienen como simiente los cientos de Juan de Alma que ha dado nuestra patria. Enhorabuena, Josué.