Los enanitos están en huelga y se apoderaron del palacio del saber.  Reclaman parte de las monedas del tesoro que hay al final del arcoíris para mejorar las condiciones  del palacio.

Pinocho no entiende por qué.

—Si en la isla de los cuentos se vive muy bien. Es una fortuna y un privilegio.

No quiere reconocer que el Lobo Feroz, aunque amigo suyo, se comerá a los Tres Cerditos y va a mancillar a Caperucita. La Ogro en la ribera y la bruja malvada en el Sena… perdón, en la cena, se han dado un atracón de niños crudos.

El Flautista de Hamelín desfiló con los ratones, marchando se han formado en la entrada del palacio. Ni siquiera dejan pasar a Mamá Osa con sopas para los enanitos. A Juan Bobo lo agredieron cuando quiso pasar con su puerca.  Llamaron terrorista al Payaso Trompetilla cuando con manguera en mano pretendía aliviar la sed de los enanitos que llevaban tantos días hambrientos.

—¿Dónde están las hadas madrinas, Aladino con su lámpara maravillosa?

Allá en lo alto de la torre, Humpty Dumpty amenaza con lanzarse.

—¡Cuidado Pinocho!

Otro huevo le cayó encima.

©Marinín Torregrosa Sánchez