Soy callada… y las aguas quietas son profundas.
Recuerdo muy bien esa noche.
Fue una noche tempestuosa, con mucha lluvia, mucho viento, gritos, aúllos.
No estaba dormida. Estaba en esos días en que la mente se apodera de cosas.
Tendida en un sofá tan larga era, en un cuarto al final del pasillo.
Realizaba uno de mis grandes sueños… que alguien, tocara el piano para mí. Mi pianista estaba ahí.
Había oscurecido sin apenas darme cuenta, los recuerdos de cosas deseadas afloraban en mi mente muy rápidamente.
De pronto se oye el movimiento de una llave en la cerradura,
Mi pianista seguía ahí… mi pianista seguía tocando con mucha fuerza.
Del otro lado oigo el crujir de una puerta que se abre, mi pianista sigue tocando con mucha más fuerza aún.
Se escuchan unos pasos fuertes por el corredor que lleva a la habitación donde está mi pianista y yo.
Dos o tres segundos después se escuchan unas fuertes detonaciones.
Quedé muda y desde entonces he decidido callar.
!Qué vecino impertinente! !Tan bella que debió haber sido la melodía que tocaba el pianista para su amada!
Hay gente sin gustos ni imaginación. Así es la vida. Ella una víctima más.
Lo bueno de los textos como este es que se prestan para muchas interpretaciones. En horabuena.
Tienes razón Marinin, la autora, por su preparación y cotidianidad, se juntaba mucho con gente del mundo fílmico.
Fascinante es poco diria yo. Me dejo con la imagen grabada, descripción excelente como una película de drama. A pesar de que es muy descriptivo deja muchas cosas a la imaginación. ¡Me encanto!
Fascinate relato, solo imaginemos: quedó muda y por eso calla o quiso enmudecer para siempre.