Hace unas cuantas décadas, un niño de apenas cuatro años jugaba con otros, un poco mayores que él, frente a mi residencia en la Urb. La Monserrate de Salinas. En mi casa se encontraba un vendedor de seguros en ese momento, cuando escuchamos el ruido de una bola chocar contra la ventanilla de cristal de un automóvil y hacerlo añicos. Al mismo tiempo, se oyó el tropel de niños corriendo a esconderse en todas direcciones.
Efectivamente, tal como lo habíamos presentido, el automóvil era el del vendedor de seguros y la bola era una identificada con el equipo Yankees de Nueva York. El coraje se apoderó del vendedor de inmediato, pero logré calmarlo un poco mientras el niño venía de la mano de su madre para asumir la responsabilidad del hecho. Conociendo el linaje deportivo del niño involucrado en el hecho, recuerdo haberle dicho al vendedor que tomara la bola y le pidiera al chiquitín que se la autografiara con un garabato. Al vendedor hasta le molestó un poco mi pedido y todo quedó ahí, cuando la mamá del niño asumió la responsabilidad total.
Hace algunos ocho años me encontré con el vendedor en Plaza del Caribe y le recordé el incidente y el pedido del autógrafo. Le pregunté al vendedor si sabía quién era el niño aquel, y por supuesto lo desconocía. Cuando le di el nombre de Robertito Alomar Velázquez, desde ese día aún se está halando los pelos de la cabeza por no aceptar mi sugerencia.
Roberto Quiñones
!Tooooomaaaa!