La otra noche vi el programa “Nova” presentado por la PBS.  En el mismo se discutía el origen del Universo a través de los avances logrados con los telescopios.  Mencionaba que desde los albores de la década del 1900, cuando se erige el primer telescopio en el Monte Wilson de California, hasta el telescopio Hubble, colocado en órbita en la estratosfera, los científicos no dejaban de maravillarse de los hallazgos que casi a diario les revela el Universo.  Entre otras cosas aprendí que hay casi igual número de estrellas como granos de arena en el planeta Tierra y probablemente más.  Los científicos han determinado que el Universo tiene 13.7 billones de años de edad y que continúa expandiéndose a una velocidad vertiginosa.

Me puse a cavilar poco después sobre lo que acababa de escuchar y me pregunté: Si tuvo principio (nació hace 13.7 billones de años), entonces no es infinito y por lo tanto tendrá un final. Si continúa expandiéndose, entonces tuvo que partir de algún lugar, porque de lo contrario, sería el equivalente a preguntarle a alguien que viene acercándose: “amigo, ¿de dónde viene y a dónde va?” Y el amigo contesta: “Vengo de… y voy hacia…,” y con esa contestación nos deja…

¿Podría alguien entonces darme las coordenadas originales del Universo? ¿Podría alguien por lo menos especular hasta dónde se va a expandir antes de explotar?  Y así las cosas, ¿quién quita entonces que este expandir y el consecuente estallido (Teoría del Big Bang) referido por los eruditos puertorriqueños en la materia como la teoría del Acángana/Fua no sea solo un ciclo repetitivo? 

¿Qué papel entonces jugamos nosotros (La Humanidad) en todo esto?  ¿Será acaso que después de todo, perteneciendo al Reino Animal (alguno de nosotros seamos mejores especímenes que otros) nuestra importancia en todo esto no es ni mayor ni menor que la insignificante hormiga o el cangrejo de Santurce (Cangrijus Santurcencis – nombre científico sugerido por Rubén Gómez a la Academia de las Ciencias de los Estados Unidos). ¿Por qué entonces nos creemos tan omnipotentes y  omnisapientes?

Y…. quien quita que un buen día, cuando planeamos irnos de pasadía y en el último momento salimos a echar una ojeada al cielo para asegurarnos que tenemos buen tiempo… súbitamente y con horror vemos en lo alto como ese enorme paño azul y blanco se empieza a enrollar dejando ver un gran abismo luminoso al tiempo que una enorme figura con gran estruendo grita: “¡Niños voy a guardar el juego “Tierra”, a dormir que mañana es día de clases!

©Juan Carlos Ramos

“La vida es tan solo un compás de espera  de la Gran Sinfonía Cósmica”