La indignación de este ciudadano debería ser la de todos los puertorriqueños. Es hora de repudiar a esa trulla de irresponsables y engreídos. En la primaria de tu partido cámbialos. Y si la maquinaria política no los elimina, en la elecciones generales del 2012 vótale en contra. Sácalos…

El Hemicirco / Manolo Nuñez Lebrón

Vine al Capitolio porque quería presenciar el debate sobre la Reforma Legislativa, y hay que estar aquí, in situ, para ver con qué donaire y esmero los miembros de la Cámara de Representantes aprovechan la presencia de los medios de comunicación para sacar las prendas, abrillantar la hebilla y pavonearse a sus anchas.

Qué hermoso y enternecedor el espectáculo de esas chalinas, de esas camisas, de esos zapatos lustrados trabajando sin descanso, qué conmovedora su dedicación y su esfuerzo.

Uno a uno han ido apoderándose del micrófono, dándole rienda suelta a la facundia, al histrionismo verbenero, y yo, que estoy en las gradas observando esta función tenebrosa, me pregunto cómo es que este país ha dejado que la ignorancia, el fanatismo y la ordinariez de una cuadrilla de saqueadores, sin distinción de colores partidistas, se apodere de la gestión pública.

Llevan casi una década pregonando que hace falta transformar el funcionamiento del poder parlamentario cuando lo que se necesita, en realidad, es abolirlo, meterle fuego por las cuatro esquinas, implosionarlo.

Hacía tiempo que no se perpetraba un acto de cinismo tan profundo, tan demagógico, como el que está teniendo lugar en esta rotonda. Levantarse a defender un proyecto de ley, hablar de austeridad y eficiencia gubernamentales mientras se están cobrando miles de dólares en dietas, sueldos y comisiones es, sencillamente y sin matices, un gesto de charlatanería política.

El problema no es la cantidad de individuos que compone este o aquel cuerpo, sino esa cultura del mantengo y la opulencia estatal que lleva años desangrando la isla, y llenando los archivos de códigos y estatutos estúpidos, vergonzosos, mediocres.

Si las ganas de cambiar las cosas son tan apremiantes como pregonan, no hay necesidad de esperar hasta el 2015. Pueden empezar de inmediato bajándose los salarios, entregando el estipendio de los vehículos, devolviendo los celulares, limitando las sesiones, cerrando el Salón Café.

En una línea: volviendo al legislador ciudadano. Todo lo demás, sin excepción, es y será una flagrante inmoralidad.

Manolo Núñez Negrón
FUENTE: EL NUEVO DÍA

25 Agosto 2011