A Roberto Arango

La noticia se regó por los pasillos del Senado y fue tema de conversación en Fortaleza.

La Comay hizo un issue del asunto:

“El Senador tiene un chillo”

Para empeorar la cosa, en esos días disolvía una relación de 20 años con su pareja y todo, según los chismólogos, a causa del chillo que ahora le achacan.

El no quiso emitir opinión al respecto, por lo que la gente dio por confirmado el rumor:

“El Senador tiene un chillo”

Esa tarde, en un exclusivo Penhouse de El Condado, el legislador cenaba con un amigo, a la luz de la luna y las estrellas refulgentes, un suculento plato de chillo a la parrilla con tostones volaos, ensalada y una botella de Château Pêtrus.

© Josué Santiago de la Cruz

A 26 de agosto de 2010