En la mañana de hoy, mientras devolvía un puñado de libros que había tomado prestado de la Biblioteca Enrique A. Laguerre de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla, me topé con la última edición del periódico Diálogo. El aspecto raquítico de lo que una vez fuera el último reducto del análisis crítico y de los debates cardinales en torno al acontecer universitario y a la situación del país, denotaba en grado sumo la crisis por la que atraviesa nuestra universidad, provocada por la mezquindad de los que detentan el poder. Lo que tenía en mis manos en ese preciso instante era un famélico paralelepípedo que exhibía una impresión horrorosa y que contenía una serie de artículos de encargo (entre éstos, una pseudoentrevista al desabrido Presidente de la Universidad de Puerto Rico). El ejemplar de Diálogo que estaba ojeando correspondía al mes de octubre del corriente. Me detuve en la página 28, donde el pomposo encabezado rezaba en letras semiazuladas: “Con nuevos bríos La Editorial de la UPR.” Lo que leí a continuación, me indignó sobremanera. Es por tal motivo, que he decido escribir el presente artículo y evidencia la precaria situación por la cual atraviesa la casa publicadora del primer centro docente de nuestro país.
Para empezar, el nuevo director de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, el Dr. Héctor Ríos Maury, académico de la Facultad de Administración de Empresas, anuncia en la noticia referida el desarrollo de tres colecciones, que formarán parte del proyecto “Alborada” (que da nombre a la “renovación” editorial). Este proyecto ya había sido anunciado a principios del 2011
(http://dialogodigital.com/index.php/Comienza-nueva-alborada-en-Editorial-UPR.html). Con un presupuesto reducido a casi la mitad y el despido de una veintena de empleados, la llamada “reinvención” de la Editorial de la UPR comenzaría a tomar una ruta más que torcida, destinada sin remedio al fracaso. Las renuncias de prestigiosos intelectuales, como Edgardo Rodríguez Juliá y Magali García Ramis, a la junta de la editorial, se sumaron de inmediato a esta comedia de horrores
(http://www.elnuevodia.com/Xstatic/endi/template/imprimir.aspx?id=891018&t=3) que culminó con la llegada de Ríos Maury. La designación de tres catedráticos de la UPR como encargados de las tres colecciones de lo que alguna vez fue nuestra más prestigiosa editorial, es una muestra de la insensatez y el velagüirismo más rampante: la escritora Mayra Santos Febres, se encargará de la colección Nuevos espacios en la Literatura Iberoamericana; el economista Jaime Benson Arias, tendrá a su cuidado la colección Un acercamiento plural al pensamiento económico; y, finalmente, para colmo de males, el profesor José Garriga Picó (comentarista político y ex Senador), velará por la colección Democracia, Descolonización y Derechos Civiles.
Los títulos de las nuevas colecciones de la editorial, además de ser un dechado exuberante de la incapacidad inventiva de la junta editorial o del propio Ríos Maury (o quienquiera que lo esté asesorando en estos menesteres), delinea claramente la sincronización de la política editorial con la ideología del partido en el poder. Aunque ya hay libros que están a punto de ser publicados, de la autoría de intelectuales serios y responsables como Aaron Gamaliel Ramos, Carmen Vázquez Arce, Gerardo Navas, Gloria Mock y Edwin Irizarry Mora; no es menos cierto que otros, de autores con un dudoso historial, nos hacen sospechar de una alineación ideológica. Me refiero a un libro próximo a publicarse con los textos de los autores antes mencionados: El triángulo de Puerto Rico: Educación, política y cultura, de la autoría del dos veces (fracasado) ex Secretario de Educación Carlos Chardón, actual director del Área de Evaluación, Planificación, Estadísticas e Investigación del recién creado Consejo de Educación de Puerto Rico
(http://www.elnuevodia.com/carloschardonestrenanuevopuesto-1085147.html). No sorprende, por tanto, que las futuras publicaciones de la Editorial de la UPR sigan esa alineación y los recientes nombramientos de los encargados de las colecciones respondan a los intereses de Ríos Maury, de la junta de editorial y del Partido Nuevo Progresista.
Interesantemente, desde un inicio, la designación de la narradora y poeta Mayra Santos Febres a la Editorial de la Universidad de Puerto Rico estuvo envuelta en un aura de controversia, debido a supuestos “malos entendidos” entre ésta y el Presidente de la editorial. Tatiana Perez Rivera, periodista de El Nuevo Día, cita a Santos Febres diciendo: “A mí no se me ha consultado mi participación en esos proyectos”, insistió Santos Febres, “yo no estoy en el Consejo Editorial ni en la Junta. Se me acercó (Héctor) Ríos Maury para que fuera asesora por descargue académico de tres créditos. No me están pagando ni tengo dietas”
(http://www.elnuevodia.com/santosfebresasesoralaeditorialdelaupr-1067815.html). No hay que leer dos veces el artículo de Pérez Rivera para darse cuenta de las contradicciones en las que incurre Santos Febres, cuando ella niega que forma parte de la Editorial de la UPR, pero que le servirá de asesora a la misma editorial. ¿Puede uno no formar parte de algo de lo que uno es parte? ¿Cómo podríamos entender tamaña discrepancia? La noticia publicada en Diálogo, sin embargo, lo expone sin ambages: la escritora puertorriqueña está encargada de la colección Nuevos espacios en la Literatura Iberoamericana.
El nombramiento de Mayra Santos no puede desvincularse de la labor efectuada por ésta en el Festival de la Palabra, evento que la escritora fundó y ha estado celebrando desde el 2010. Es de notar que el favoritismo gubernamental hacia el Festival de la Palabra, al ser financiado con fondos públicos provenientes del gobierno central, del Departamento de Educación y del Municipio de San Juan, le posicionó favorablemente a Mayra Santos y su organización, Salón Literario Libroamérica, por encima de otras actividades y organizaciones culturales de mayor antigüedad y relieve en la isla (la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, el Festival Internacional de Poesía y el Ateneo Puertorriqueño). Baste recordar que Mayra Santos también timonea a su antojo la Casa Biblioteca Concha Meléndez, adscrita al Instituto de Cultura Puertorriqueña y a la Biblioteca Nacional, donde sus allegados/as dictan talleres de literatura cuyos costos oscilan entre $250.00 y $175.00. Independientemente de los méritos de Santos Febres, que son muchos (no cabe duda que todos son bien merecidos e incuestionables), sus “guisos” con el gobierno de turno y la forma en que ella ha sido recompensada, por el contrario, es una muestra irrefutable del más descarado arribismo “cultural,” que no lo hace menos político. Finalmente, el hecho de que Santos Febres capitanee la colección de marras, me lleva a pensar que la misma servirá para catapultar a escritores iberoamericanos y españoles que buscan acceder al mercado hispano de los Estados Unidos a través del puente tendido por la editorial de la UPR. Una vez más, los sueños de difusión nacional e internacionalización de muchos/as escritores/as puertorriqueñas/as noveles y/o reconocidos, vuelven a esfumarse. Baste recordar que precisamente el Director de Programación del Festival de la Palabra, Sr. José Manuel Fajardo, destacó en su carta de invitación a los editores nuestra condición como “punto de referencia de esa circulación triangular de ideas y literaturas entre Estados Unidos, América Latina y Europa,” que sirve de “plataforma ideal de entrada de la literatura en lengua española a Estados Unidos”
(http://angelicafuriosa.blogspot.com/2010/05/la-palabra-en-pasarela.html). Esto haría más patente el intercambio desigual entre el capital escritural boricua y el capital escritural europeo y americano.
Por otro lado, en lo que concierne al economista y profesor
universitario Jaime Benson Arias, a cargo de la colección Un acercamiento plural al pensamiento económico, cabe destacar que su verborrea neoliberal publicada ocasionalmente en el periódico El Vocero ha sido debidamente galardonada. Benson Arias, al igual que el diario que le publica, es un fotuto de la administración de turno del país. Debe señalarse, además, que el economista fue uno de los signatarios del infame “Manifiesto de la Estadidad Radical,” de mediados de los años 90s. También ha sido su más persistente ideólogo (junto a Ramón Gosfoguel), a pesar de la dimisión y amnesia voluntaria de gran parte de los que firmaron el documento. No entraré en los méritos del aludido manifiesto; pero sí destacaré que sus
posturas—cónsonas con las ideas anexionistas del Partido Nuevo Progresista—, son contrarias a una economía participativa de base democrática, y, por lo tanto, no podría propender de modo alguno a la pluralidad de pensamiento que anuncia el título de la colección que tendrá a su cargo. Asimismo, el nombramiento del Profesor de Ciencias Sociales, politólogo y ex Senador José Garriga Picó, como encargado de la colección Democracia, Descolonización y Derechos Civiles, parecerá una broma de mal gusto. Garriga Picó no sólo formó parte de la estructura de poder del PNP, sino que ha sido uno de los más ardientes combatientes en contra del pensamiento disidente y alternativo. Durante décadas ha sido un persistente ideólogo del PNP, pero también se ha destacado como un vil trepador. Su velagüirismo ha quedado evidenciado en muchísimas ocasiones (cuando defendió a brazo partido el regreso del Dr. Pedro Roselló González; cuando viajó al viaje al estado de Israel en 2008 pagado por Amisrael, una organización religiosa fundamentalista de Puerto Rico,
https://www.adendi.com/archivo.asp?Xnum=722661&year=2010&mon=6; y cuando figuró como candidato a la presidencia de la Universidad de
Puerto Rico, http://www.elnuevodia.com/Xstatic/endi/template/imprimir.aspx?id=647459&t=30). ¡Y pensar que este funesto personaje de la historia política reciente estaría decidiendo qué se publica sobre el tema de la democracia y de los derechos civiles! Garriga Picó es el mismo que en la huelga universitaria de 2010 empujó a unos estudiantes y cruzó las barricadas para entrar a un salón de clases completamente vacío
(http://pr.indymedia.org/news/2010/10/45370.php)/).
La cooptación ideológica y el velagüirismo son la orden del día en una editorial cuyo prestigio está ahora en juego. La pretendida
“renovación” o “reinvención” de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico no es otra cosa que el enmascaramiento del pensamiento único que intentan imponer los secuaces del Partido Nuevo Progresista. Es preciso exponer la ruina y decadencia de la editorial y denunciar a viva voz esta intentona que busca menoscabar la diseminación de opiniones, ideas y saberes diversos, tan vitales para el desarrollo de nuestra sociedad.
Prof. Alberto Martínez-Márquez
Departamento de Humanidades
Universidad de Puerto Rico en Aguadilla
Aguadilla, miércoles, 30 de noviembre de 2011.
Señor Fajardo, en Puerto Rico, y sobre todo en esta administración gubernamental, las instituciones estatales son exactamente iguales al partido político. Responden a los intereses de la colectividad llamada PNP. No sé si había reparado en que en nuestro país no existe esa cultura democrática que permite que instituciones culturales o educativas funcionen de manera autónoma.
El Festival de la Palabra es un proyecto que, en principio, podría ser de gran ayuda para la proyección internacional de nuestra literatura. Debo decir, sin embargo, que más que nada, se trata de un evento en el que escritores extranjeros (excelentes, por cierto) visitan la isla y exponen su obra. Los vínculos que establecen los escritores puertorriqueños con escritores, editoriales o instituciones culturales internacionales son escasas y mediadas por una dirección unipersonal.
Me parece que el proyecto del FdlP debe continuar. Es importante. Es loable el esfuerzo. Tiene espacio para mejorar aún cuando se trata de una actividad sin parangón en Puerto Rico. Eso no significa que no esté repleto de asuntos ideológicos, administrativos, censura y autoritarismo, cuestiones que son discutibles. Eso, claro, si realmente creemos en el espíritu democrático y liberador que debe estar vinculado al ejercicio de la palabra.
Estimado Alberto Martínez-Márquez, ante todo quiero agradecerle el espacio que dedica en su artículo al Festival de la Palabra de Puerto Rico, aunque sea para criticarlo. Es señal de la importacia que el evento tiene y también un sano ejercicio del derecho a la crítica, fundamental para cualquier actividad intelectual. No es mi propósito polemizar con usted, pero dado que usa un texto mío en su argumentación, me creo autorizado a plantear algunos matices:
1. Ese texto era una carta destinada a convencer a los editores españoles de apoyar al Festival de la Palabra. Que en ella se señale las posibles ventajas que ese apoyo puede reportarles no sólo es legítimo sino coherente con el propósito del texto.
2.Además de esa carta, he escrito, como director de programación del festival, varios cientos de cartas más a diferentes escritores, medios de comunicación e instituciones, en las que he ido abordando las diferentes aspectos a señalar en cada caso. Por ello, hacer un juicio de intención del festival teniendo sólo en cuenta la citada carta a editores españoles me parece un uso sesgado y parcial de la correspondencia del festival.
3. Para aclarar del todo los propósitos del Festival de la Palabra, le reproduzco a continuación un fragmento de la introducción al proyecto del festival que fue el documento usado para recabar el apoyo de instituciones, dentro y fuera de Puerto Rico, y de los medios de comunicación internacionales. En él queda claro que la promoción internacional de la literatura puertorriqueña es uno de los objetivos centrales del Festival, El fragmento es el siguiente:
“La creación de un espacio de prestigio internacional como el Festival de la Palabra de San Juan de Puerto Rico contribuirá a promover los necesarios intercambios e iniciativas empresariales ligadas a esta naciente industria cultural del español en Estados Unidos, a la vez que situará a Puerto Rico como un referente obligado en pleno corazón de la red mundial de festivales que alientan el diálogo intercultural.
El Festival de la Palabra ayudará a convertir a Puerto Rico en la puerta de entrada para las literaturas latinoamericanas y europeas al vasto mercado editorial de USA y al mismo tiempo puerta de salida al mercado mundial de las propias literatura, industria editorial e identidad portorriqueñas”.
4. Por si esa declaración no le resultara suficiente, le recomiendo que entre en la página web de la Maison des Écrivains Étrangers et des Traducteurs de Saint-Nazaire, que es una de las más prestigiosas entidades culturales de Francia, y verá que el festival literario que organizan cada año ha tenido en esta ocasión como países invitados a Puerto Rico y Camboya. Lo cual ha supuesto la presencia en Saint-Nazaire y París de dos autores puertorriqueños (Héctor Feliciano y Edgardo Rodríguez Juliá), así como de la profesora y crítica literaria Malanie Pérez-Ortíz; y la publicación bilingüe en la revista MEET de textos de diez autores puertorriqueños de diferentes generaciones, desde Luis Rafael Sánchez hasta Francisco Font Acevedo pasando por Che Meléndez o Yolanda Arroyo. Eso es promover internacionalmente la literatura puertorriqueña y ha sido el resultado de la invitación al Festival de la Palabra del escritor y director del MEET, Patrick Deville, quien gracias al Festival pudo descubrir e interesarse en la literatura de Puerto Rico.
5. Desde el Festival de la Palabra estamos esforzándonos en colocar a Puerto Rico y su literatura en el mapa literario del mundo. Con aciertos y con fallos, como toda obra humana. Quizás mereciera la pena apoyar también esta iniciativa y no limitarse tan sólo criticarla.
6. Por fin, sobre las implicaciones políticas del apoyo institucional al Festival de la Palabra, no voy a pronunciarme pues en tanto que extranjero temo poder ser malinterpretado o considerado poco respetuoso. Lo único que quiero señalarle, como refleción general que tanto se puede aplicar a Puerto Rico como a otra sociedad democrática cualquiera, es que las instituciones de un país representan a los ciudadanos de ese país, no son propiedad de ningún partido político, y que los ciudadanos tienen el derecho de recabar de esas instituciones el apoyo necesario para desarrollar proyectos culturales que benefician a la sociedad. El Festival de la Palabra es uno de esos proyectos.
Cordialmente.
José Manuel Fajardo
Director de programación del Festival de la Palabra.
Apropriarse de las publicaciones es sólo una forma más de desmantelar a la UPR. Sobre Santos Febres, me gustaría oir/leer su pespectiva del asunto ya que ella siempre se ha autodenominado apolítica y rechaza a los que piensan que la literatura debe tomar posturas ideológicas.