Se ha dicho mil veces que lo difícil no es hacer la guerra sino construir la paz. Lo usual es fomentar la paz con mensajes hermosos, sosegados y positivos, como el del video que cuenta la historia de Emmanuel.
Pero algunas veces las recetas para lograr algún propósito deben expresarse de otras maneras. Por eso, la receta que propongo para construir la paz dice así:
Salte de ahí, de cualquier grupo, organización, partido o religión que te lleve a creer escogido de Dios, santuario de la verdad y apóstol de la moralidad. Salte de donde te inculquen odio al otro que no sigue tus preceptos y reglas; odio porque no piensan ni actúan como manda tu doctrina o tu ideología. Sal corriendo de donde se hostiga, difama o insulta al que no piensa como tú.
Aléjate de los podios que te nublan el entendimiento y te crean aversión contra enemigos inexistentes. Escapa de los pulpitos que desvían tus sanos pensamientos y con textos vestidos con ropajes sagrados te llevan a la idolatría; de los que idolatran al dinero y te llevan a idolatrarlo.
Rechaza a los que inculcan miedos dibujando dioses malignos, castigadores y crueles, a fin de manipular tus acciones, ideas y sentimientos. Apártate de los dirigentes que, para mantener el poder te conducen por la senda de la difamación, el entrampamiento, la destrucción de reputaciones y el fanatismo; de los que te inducen a persecuciones temerarias racistas, xenofóbicas, homofóbicas, políticas y religiosas.
Rechaza a los que estimulan en ti, formas de intimidación y presiones hostiles, para acallar posturas que representan desafíos permanentes a sus doctrinas, ideologías e intereses; a los que quieren que renuncies a tus derechos, a una sociedad justa y a practicar la verdadera democracia; a los que alimentan en ti posturas hipócritas, para malograr la solución de problemas o evitar situaciones que los benefician; a los que te inducen a actuar en asuntos de interés público irrespetuosamente y sin transparencia.
Evita a los que malogran el diálogo, la cooperación, el entendimiento, la solidaridad y la amistad. En fin, evita a los cultivadores de la intolerancia y fomentadores de la guerra.
por SRS
Este artículo es despertador de conciencia, merece leerse analizando cada recomendación. En estos tiempos Dios muy sabiamente vive escondido en nuestro interior. No hay templo ni rito que lo encierre. De los falsos profetas, de los falsos mecenas, de los falsos políticos de los falsos pastores o sacerdotes, tenemos que librarnos para poder encontrar a Dios en nosotros y en el prójimo.
El mandamiento nuevo es el Amor y no¡ Haceos dioses y señalad la desvirtud del prójimo!..
Desde tiempos inmemoriales la guerra ha sido el factor de cambio en nuestras sociedades, desde las intrigas mitológicas, la Biblia incluida, hasta las luchas tribales y garatas entre vecinos. Esa bajeza espiritual que nos lleva a ser beligerantes la aprendimos hasta en la iglesia donde nos educan en la intolerancia. De ahí que no debe de ser motivo de sorpresa que cuando se siembran vientos se cosechan tempestades.
Desde Chicago…….Raúl Díaz Suarez, gracias muchas gracias por este gran ejemplo de superación. Son bendecidos en el señor Jesucristo.