por María del Carmen Guzmán
Serie Estampas
A Gladys y Tata
Nacieron, una detrás de la otra y una al lado de la otra se criaron. Hermanas y amigas tomadas de la mano jugaron, juegos de niñas. Compartieron inquietudes, desventuras, anhelos, el amor por los niños de su pueblo, por sus hermanos, amigos y su familia numerosa. Un padre trabajador y una madre humilde dedicada a los quehaceres de la casa, moldearon sus vidas. Sus sueños de amor confiaron una a la otra.
Ascendieron hacia la eternidad, una y luego la otra. Con su rostro iluminado se sentó sobre una nube, la primera. Llegó luego la otra y al verla le preguntó:
— ¿Qué haces aquí?
—Esperándote, le dijo.
— ¿Para qué?
—Para no dejarte sola…
Confundidas entre la floresta entrelazaron sus alas y volaron con el viento, como dos mariposas revolotearon alrededor del valle donde dejaron sus huellas.
©María del Carmen Guzmán
Ahhh, María del Carmen, ¡que bella manera de relatarnos el alejamiento del mundo de dos hermanas unidas hasta en la muerte!. Un saludo grande hasta tu patria.