¿Seran frases huecas otra vez?  Los legisladores electos por el Partido Popular parecen aferrarse a los privilegios. Las promesas de mesura en el gasto y apego a las aspiraciones del pueblo quedan en segundo plano cuando de escoger los dirigentes de los cuerpos legislativos se trata.  Las componendas entre los honorables parecen ir dirigidas a abortar toda determinación que afecte sus mezquinos intereses y privilegios.   

Ahora todo depende de que la enérgica determinación del Gobernador electo los obligue a cumplir con la reforma legislativa. De lo contrario, las sospechas del pueblo sobre el descredito de los legisladores se confirmaría una vez más.

Pero aún la fuerza política de García Padilla puede toparse con el rostro de la traición si entre los legisladores, los de todos los partidos, los de ambas cámaras, orquestan estrategias y triquiñuelas para anular la reforma o desvirtuarla en los comités de conferencia.  Un tranque entre ambas cámara resultaría en la muerte del proyecto de reforma legislativa. Así se fabricaría la escusa.

Los dobles de campana que suenan en la cúpula de El Capitolio anunciarían una vez más el asesinato de la  confianza del pueblo.  A menos que el pueblo se congregue alrededor de El Capitolio y exija la aprobación de la reforma.

Ojalá nos equivoquemos. 

srs