gallosNació al romperse el cascarón de un huevo solitario cerca del bar de Mingo en el barrio Borinquén. Nunca conoció la purina tampoco el maíz picado. Su alimento fue de verdolagas, saltamontes y otros insectos. Su nido no fue de paja sino de un saco viejo de papas que lo cobijó hasta hacerse gallo. Su más triste dilema fue que nunca conoció su linaje. Nació con su plumaje blanco y sus alas color rubio. El día que Tato se encontró aquel pollo Camagüey, fue bajo un árbol de higüera, mojado y apenas podía moverse de la temblequera. Tenía sus alas cruzadas y el plantaje de un águila americana. El muchacho juraba que era de pelea a lo largo del Rio Niguas y del malecón.

—Creo que es inglés—afirmó don Juan Leví  mientras cogía el gallo en sus manos.

—Lo voy a traquear para casarlo en la gallera—exclamó Tato.

Don Juan se quedó pensando y continúo su camino encendiendo un cigarro de tabaco del  país hecho a mano.

Después de haberlo traqueado por un año, Tato  lo casó en la gallera del barrio La Plena. Ese día la gallera se llenó de gente. Allí se encontraban  los mejores galleros del área.

— ¡Doy diez a ocho!—gritó Ciclón.

— ¡Pago!— apostó  Blasito.

— ¡Voy quince a tabla!—exclamó Guayao.

— ¡No sean cobardes,  aquí van cien al Camagüey! — cantó Chuco desde atrás del redondel de la valla.

Solo tomó unos segundos al momento en que soltaron  aquellos gallos a pelear, cuando en el aire se oyó  un cacareo de gallina en toda la gallera y el Camagüey salió volando hasta perderse en el monte del espuelazo que le dieron en el cogote. Cuando me di  cuenta de lo que iba a suceder corrí detras del gallo y me escondí entre los matorrales. Solo pude ver a Tato que bajaba las cuestas de La Lapa bajo una tormenta de piedras.  Al otro día Tato enfurecido y con un vendaje en la cabeza se encontró a don Juan Leví  y le preguntó: — ¿No me dijo que era inglés?—

—El gallo se me juyó y me corrieron a pedradas desde La Lapa.—musitó Tato.

— ¡Claro que sí!—

— Te dije que era inglés, pero en ningún momento te dije que ese marrueco  era de raza. — Tiró el tuco del tabaco que le quedaba y siguió su camino por el malecón.

@ Edwin Ferrer 05/25/2009

Ilustración: Periódico La Cordillera.