Tío Sico me dijo antes de morir:
—Nos hemos alejados de los cañaverales; los lagos de irrigación con chamorritos y guajanas nos aplaudieron. Había un cielo nublado bajo nuestras pestañas. La pava que palpitaba al viento era nuestra bandera de una estrella y tendimos el tapiz de los sifones para bendecirnos con sus aguas y quemarnos con la zafra.
—No son justos los cañaverales. Vamos a la orilla del mar y anclemos una yolita al salir el alba.
Todavía en Las Mareas hay manglares que se adornan con peces saltarines y chinchorros. Las algas todavía reverdecen la orilla del mar y se cubren de bulgaos*.
Fue muy tarde, Tío Sico fue encontrado en Caño Hondo con el rostro hueco y de sus ojos brotaban cocolías.
©Edwin Ferrer
*Bulgaos- Una especie de molusco que crece en un caracol de muy buen sabor.
Sentido relato, La depredación de la supuesta colonización benefactora se cobró muchas víctimas. Te aplaudo de pie,