Como sabemos todas las fiestas dejan un rastro de chatarras y alguna que otra persona intoxicada.  Pero, a alguien le toca ordenar el reguero y recoger velas y si no lo hace bien le caen todas las culpas.

A la fiesta que se refiere Marxuach fueron convidados todo un pueblo, pero según se fueron acabando los piscolabis y las bebidas los invitados exigían más y más. Para cumplir con las exigencia uno macabros prestamistas en contubernio con los coordinadores de la fiestas seguían la gastadera para mantener a los invitados contentos bailando bebiendo y jugando mientras ellos repartían jugosas tajadas del pastel a amigotes y allegados.  

Se acabó la fiesta