por Sergio A. Rodríguez Sosa

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¿Qué me traerá

volando en lontananza

esa gaviota?

jsc

Este libro de micro poemas al estilo de la métrica del haiku japonés que me ha llegado a las manos deslumbra. Es un matojo vigoroso de sensaciones físicas y mentales como pocos en la literatura miniaturista puertorriqueña.  Me atrevo a decir que si las agrupaciones literarias nacionales superan los círculos viciosos, autorales y metropolitanos, este libro debe brillar entre los mejores libros de las letras puertorriqueñas publicados este año. Por cierto, hasta ahora, es el libro más voluminoso de poemas al estilo japonés publicado en la literatura puertorriqueña. Acercamientos anteriores al género son los libros Sushi (2009) de Samuel Medina, ganador del primer certamen de poesía de la UPR (82pp) y Microgramas de sol (2013) de Luis Francisco Cintrón (40pp).

A lo largo de 164 páginas se presentan trescientos espacios poéticos que producen respuestas psicológicas y racionales sobre actos naturales, paisajes, sentimientos, ideas e imaginaciones.

No busque el lector en todos ellos la perfecta réplica temática del haiku clásico japonés, porque el autor trabaja la métrica clásica de tres versos de 5,7 y 5 sílabas, combinando haikus y senryu desde su espacio vital poético. Así, el soplo vital de la naturaleza y las flaquezas humanas tienen presencia en estos poemas cortos de 17 sílabas.   De esa manera, la obra salpica al lector con lo clásico tradicional y con los temas filosóficos, cotidianos, críticos y míticos occidentales del presente.

Por eso, una buena parte de ellos expresan las características clásicas del haiku; el asombro surgido ante la contemplación de la naturaleza:

19

En la laguna

se escucha el parloteo

de las ondinas.

 

42

Grita aterrado

el trueno cuando el rayo

veloz desciende.

 Otros, remiten a juicios del autor sobre temas diversos acordes con los senryu, normalmente expresiones poéticas desaprobadas por los defensores del haiku arcaico, como se sabe, enraizado en las filosofías zen. Pero Josué Santiago en ningún momento proyectó que todos los espacios poéticos que recoge en este libro se ajustaran estrictamente al haiku clásico, y aunque ese no fuera el caso, es preciso recordar la vieja polémica en torno a si las formas tradicionales de poesía como el haiku puede practicarse sin alteraciones en otras tradiciones poéticas.

En esos otros espacios poéticos, Santiago de la Cruz elabora temas amorosos con toques de erotismo:

74

me tiraniza

tu boca humedecida

sobre mi piel.

 También nos remite a temas históricos, religiosos y cotidianos:

115

apenas vio

las naves españolas

se echó a llorar.

 

46

camino al cielo

pasó por el infierno

unos minutos.

 

157

en el fogón

la vieja hacía milagros

día tras día.

 La muerte, esa guerrera victoriosa, se elude aunque inútilmente:

115

la muerte anduvo

errante por mi alcoba

muerta de frío.

 Son también fascinantes sus poemas filosóficos y literarios;

44

cuando salió

volando la palabra

no encontró oídos

272

en el enigma

se viste de misterio

la poesía.

 264

en la mirada

llevaba don quijote

tantas verdades.

El autor de Kansei ha cultivado el microrrelato en más de cinco libros y numerosas páginas web, entre ellas Encuentro Al Sur.  Como cultivador de ese género se proclama discípulo del escritor guatemalteco Augusto Monterroso. En el libro incluye un espacio poético basado en el famoso microrrelato El Dinosauro. En ese senryu monterrosino juega entre géneros literarios, pues muy bien podría ser considerado también un micro cuento. Acá el vínculo con el texto de Monterroso es explícito. Lo extraordinario es que mantiene la misma cantidad de palabras; siete palabras donde se invierte el sujeto, pero que arrastran toda la fuerza simbólica que caracteriza al microrrelato de Monterroso.

17

allí espero,

paciente, el dinosaurio,

por Monterroso

Josué Santiago de la Cruz es un sexagenario escritor puertorriqueño radicado desde la década de 1980 en Filadelfia.   Nació en un hogar obrero en la época en que su natal Salinas era un gigantesco almacén de trabajadores cañeros.  Además de las limitaciones propias de las carencias económicas y sociales de aquellos años, confrontó problemas de aprendizaje que en su caso retrasaron la terminación de la escuela secundaria.    No obstante, llegó a su cuarto año de escuela superior cargando el conocimiento de un veterano estudiante universitario.  Criado en medio de un hogar de férrea disciplina religiosa, despunto como un ser libre, autodidacta y creativo que a lo largo de los años fue perfeccionando sus habilidades artísticas en el dibujo, la poesía y la narrativa.

Producto de su propio esfuerzo editorial son sus libros, en cuyas páginas ha cultivado la narrativa y la poesía. Desde 1999 ha publicado los siguientes libros: Cuentos del solar, Cuentos y des-cuentos, Primera antología de escritores salinenses, Cuentos para pasar el macho, Microficciones, Décimas de amor y rebeldía, Alfa y omega, El último reducto y ahora Kansei.

Ciertamente Kansei  es un libro para avivar sensaciones, pero la sensibilidad no se separa del intelecto, o, ¿acaso, el silencio no grita a viva voz?

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libre el silencio,

se extiende por el mundo

a viva voz

©Sergio A. Rodriguez Sosa

El libro está dedicado a un mutuo amigo, el escritor y poeta Prof. Alberto Martínez Márquez.