Diluvio de soles
De tanto andar pidiendo bendiciones,
de tanto clamar en el espacio
y llamar a los dioses por sus nombres
y suplicar presencias en lo ausente…
de tanto escudriñar estrellas sonámbulas
e inventar ofertorios extraordinarios
para salvarnos del infierno temido…
un buen día la lluvia brotó de los suelos
ardiente como llama de Febo
y en un baño inesperado de gualdos
se nos perdonó todo pecado.
© Gloria Gayoso
Foto de Eva Lewitus