trump 1Reflexionando en cuanto al proceso primarista de los E.U. del cual el empresario Donald Trump podría resultar (y por lo visto, no es descabellado pensarlo) ganador de la presidencia de esa nación, pienso que no se trata únicamente de las elecciones de 2016 -en las que, en el mejor de los casos no debería prevalecer-. Se trata de mucho más y esa es la preocupación.

Uno pensaría que los aparentes avances de la minoría afro-norteamericana resultados de las luchas por los derechos civiles, humanos, de la década de los ’60 y las posteriores se habían hecho sólidos. Las circunstancias actuales nos demuestran que no es así; bueno, no del todo. El reptil del racismo, la xenofobia, la intolerancia, no está muerto. Está latente, vivo, agazapado en la mentalidad del norteamericano promedio, en espera del momento oportuno para clavar sus colmillos… es sólo cuestión de tiempo.

El discurso inflamatorio de Trump ha avivado al Voldemort de esa mentalidad, le ha insuflado un nuevo aire de odios. Por tanto (o eso pienso ahora que escribo con un solo dedo, directamente a la computadora, de forma imperfecta, sin borrador) no se trata solamente de las elecciones de noviembre; se trata de lo que, (gane o pierda el magnate la contienda electoral) sucederá después de noviembre. Trump le ha reconocido validez a los sentimientos de odio y atropello vivos en el corazón de la mayoría anglosajon de todos los estratos de la sociedad del Norte. Y pidiendo a Dios que pueda yo estar equivocado, pienso que ha abierto unas puertas que muchos creíamos nunca se abrirían. Una vez abiertas -me parece a mí- no habrá poder en la tierra que las cierre hasta que la “promised land” que alegadamente mana leche y miel se extinga por sus propias acciones y por su propia mano. Y esto, como el llamado efecto domino, tendrá repercusiones -funestas, en su mayoría- en muchas otras naciones.

Lamentablemente, todo este proceso divierte a la población de los E.U. que lo ven como algo folklórico, como un sarampión pasajero. Así mismo, los medios de comunicación que a diario celebran tener noticias que exacerban esos sentimientos y venden sus productos. Obviamente hay, sí, conciencia e inquietud en una minoría pensante que se resiste a la manipulación de los medios. Pero son sólo eso: una minoría.

Como dije, no se trata únicamente de las elecciones de noviembre de este año. Se trata de lo que uno puede observar más allá de esa línea del horizonte electoral, se trata del espectro de los odios a los que Trump ha dado validez y patente de corso para el futuro. Trump y sus acólitos han sembrado y regado la semilla.

José Manuel Solá / 13 de marzo de 2016

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