Una noche mientras dormía, una voz se acercó a su oído y le susurró: —Ha llegado el momento del legado—
Enseguida se vistió bajo la arenosa niebla del cuarto obscuro y de la covacha sacó una pala, un pico y un poema. Al llegar al camposanto saltó la verja de un brinco y se dirigió a la tumba del cantautor. Su corazón palpitaba de una manera asombrosa, pero tenía que cumplir su misión. Al momento de enterrar el pico en la tierra para cavar, una voz de los cielos, como un rayo lo estremeció.
— ¡Tan cayo!—Quedó paralizado y un frío se apoderó de su alma, quedando inmóvil.
— ¿Por qué te tardaste tanto en llegar?— Dijo la figura quijotesca con su cantora y alargada voz.
—Es que la situación en Iraq me lo impidió por los morteros y tuve que viajar en mi subconsciente para abatir este sueño—
—Entonces comienza—Dijo.
—No. Primero canta una canción.—Contestó.
<<<“Mi fotingo no tiene faroles ni botas ni muelles”>>>
—Para, para; esa no, la otra.—
<<<“Hay penas, hay penas, penitas penas”>>>
—Espera. Te estás poniendo melancólico y eso ya pasó…—
—Bueno aquí va lo que te prometí, antes que me despierte.—
En la orillita del río te nos quedaste dormido
Cantaste la última copla repertorio del fotingo
Tu figura quijotesca se cubría con los lirios
Rojos de pulpa de higos sobre tu cuerpo abatido
La luna te acarició con su dorado camino
Y te llevaba muy lento al paraíso escondido
Siempre cantaste tus coplas con galantería y estilo
Y muchas flores rociaste con tu cantar muy salino
En el malecón te trepaste más alto que Juan Legido
Cantando al toro que estaba entre la hierba escondido
En cada poste impregnaste tus manos de monaguillo
Allí dejaste tu voz hasta encender el bombillo
Con un maletín en mano fuiste abogado muy fino
Y en tus papeles escribiste la historia de tu camino
Yo sé que junto a Jesús cantando tomas su vino
Esperando a los salinenses para cantar el fotingo.
— ¡Hay penas, hay penas, penitas penas!….—
© Edwin Ferrer 06/29/2009
Foto: Félix Ortiz Vizcarrondo.
Hola Edwin, qué bueno este sueño que empuja a cumplir una promesa, y qué rítmicos los versos que armaste con las penas, y esa mención a Iraq, que duele y duele, el hombre lleva la guerra y la paz, a veces mal elige, lo sabemos, pero aquí lo importante es que tú rescatas de Salinas los personajes que tu mente atesora y ellos tienen vida propia y somos felices los que te leemos. Ya dije, alguna vez,que la literatura es catártica y bendita sea la palabra que nos libra de otros demonios.
Aplausos y Cariños.
Gloria
Este relato recoge pinceladas del ya considerado folclor regional. Sin duda esta pieza contribuye a darle forma y sentido a las historias populares que hasta entonces conforman una tradición oral. Queda espacio para que se recopile cada uno de aquellos cantos para que no desaparezcan de la memoria colectiva. En Edwin tenemos ciertamente un guardian de nuestro folclor.